La situación que está atravesando la profesión veterinaria en la actualidad está generando malestar en todos los ámbitos del sector. También en las aulas de las universidades, donde miles de alumnos se concentran a diario para formarse en un sector que, actualmente, está sufriendo los efectos de la legislación. Como explica en AnimalCare Cristina Castillo, catedrática del Departamento de Patología Animal en la Facultad de Veterinaria de Lugo de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), el Real Decreto 666/2023, que regula la distribución, prescripción y uso de medicamentos veterinarios “limita por completo la capacidad de los veterinarios de ejercer la profesión” y, por tanto, afecta negativamente al criterio clínico de cada uno de ellos.
Ya en el mes de enero, el propio Consejo de Estudiantes de Veterinaria de España (CONEVET) denunciaba a este medio la falta de reconocimiento de la labor del veterinario y aseguraba que todavía “sigue faltando una concienciación plena de que la intervención del médico veterinario afecta directamente a la salud humana”. Una profesión tan importante que “sin ella, una simple tortilla podría provocar una salmonelosis y costarle la vida a una persona”, recalca la catedrática de la USC.
“Estamos formando y enseñando una serie de materias a unos alumnos que no van a poder ejercer libremente por presiones políticas”
Es por esto que, los propios profesores y alumnos de las universidades se están volcando contra esta normativa. Y es que, como explica la veterinaria, la situación tampoco está siendo nada fácil dentro del ámbito formativo de la profesión. “Estamos formando y enseñando una serie de materias a unos alumnos que no van a poder ejercer libremente por presiones políticas”, subraya Castillo. “Me siento una estafadora”, lamenta.
La falta de reconocimiento como sanitarios, la imposibilidad de dispensar ciertos fármacos y el elevado coste de los medicamentos en farmacias convencionales, son algunas de las quejas más recurrentes. “¿Qué haces con el resto de la caja de antibióticos que compras por 40 o 60 euros si solo necesitabas un blíster de 10? Mercado negro o desperdicio”, señala Castillo.
Ante esta situación, algunos profesores han decidido tomar cartas en el asunto desde dentro de las aulas. Castillo explica que, aunque no es una medida institucionalizada, ella ha introducido la problemática en sus clases: “Nos llamamos ‘los batas blancas’. Porque estamos formando a alumnos que no van a poder ejercer su profesión. Es vuestro futuro, se lo repito constantemente”. Además, la profesora celebra que el movimiento haya calado también en otras facultades. “En Barcelona, los estudiantes ya se están manifestando. Esto está creciendo”, puntualiza.
"Estudiamos por completo las zoonosis y somos esenciales en salud pública"
La duración de este grado universitario es, de media, de más de 5 años, según indican los datos del Ministerio de Universidades. Una carrera universitaria que pelea por esos 6 años de formación para continuar con “la excelencia académica” de la veterinaria en España, indica Castillo. “Tenemos cinco o seis asignaturas sobre infecciones, mientras en otras carreras son solo un semestre. Estudiamos por completo las zoonosis y somos esenciales en salud pública. El profesional veterinario es fundamental para la salud animal y también humana”, destaca.
Esta suma de reivindicaciones continúa dentro y fuera de las aulas. Lo próximo será la concentración del sector y toda la sociedad ante el Congreso de los Diputados el próximo 7 de mayo, aunque Castillo afirma que la presión debería ser mayor. “Yo, si pudiera, convocaría una huelga general. Desde los mataderos hasta la administración y las universidades. A ver qué pasaba si los veterinarios paramos”, indica.
Mientras tanto, la Facultad de Veterinaria de Lugo ya planea retomar movilizaciones en septiembre, cuando de comienzo al nuevo curso académico. “Los alumnos están muy motivados, aunque ahora están con exámenes. Pero si esto sigue igual, volveremos a la carga. Lo importante es que por fin también las facultades están despertando”, afirma.
Esta situación refleja que “la profesión veterinaria está cansada”, sostiene la veterinaria. “Son cinco años y medio —en realidad, seis y medio contando prácticas— y nos ningunean por intereses políticos y económicos. Pero no nos van a parar. La veterinaria empieza a estar unida y desde la granja hasta la mesa, lo que se come pasa por nuestro control. Y eso la sociedad tiene que saberlo y reconocerlo”, concluye.
*Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.