El Real Decreto 666/2023 sigue siendo el centro de todas las miradas dentro del sector veterinario. La normativa que regula el uso de medicamentos veterinarios ha desatado una tormenta entre los profesionales del sector en España que no parece que vaya a cesar en los próximos meses. De hecho, los veterinarios han vuelto a organizar movilizaciones en nuestro país para seguir luchando en las calles por una legislación que sí cuente con la participación veterinaria necesaria para regular la prescripción de medicamentos veterinarios.
Las primeras reivindicaciones comenzaron en las grandes ciudades para después extenderse al resto de España con la participación de los colegios provinciales en cada municipio y comunidad autónoma. Y próximamente, el 7 de mayo, los veterinarios volverán a las calles, concretamente a las puertas del Congreso de los Diputados, para continuar su lucha contra una normativa que “ahoga el trabajo del profesional veterinario”, denuncia Cristina Castillo, catedrática y profesora del Departamento de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de Lugo.
"En España nos han impuesto unas restricciones que no existen en otros países europeos"
Como explica la veterinaria en declaraciones a AnimalCare, esta situación “injusta, incoherente y profundamente dañina tanto para los profesionales como para los animales y la salud pública”. El origen del problema, explica, está en la aplicación nacional de un reglamento europeo. “Todo esto surge del reglamento europeo, que busca restringir el uso de antibióticos en animales de producción. Pero luego cada país lo aplica según sus intereses. Y en España, nos han impuesto unas restricciones que no existen en otros países europeos, salvo Italia, y ni siquiera son tan graves como las que han implementado aquí”.
Lo que comenzó con un enfoque hacia los animales de abasto se ha extendido ahora a los animales de compañía y ha encendido todas las alarmas entre los veterinarios. “En grandes animales ya llevábamos tiempo trabajando con restricciones. Se ha reducido el uso de antibióticos en más del 50%. Pero ahora afecta a las mascotas, y eso no tiene ningún sentido. Estamos agotados, es un hartazgo. Esta es la gota que colma el vaso”, insiste Castillo. Y es que, a su juicio, “se está criminalizando a los veterinarios y cuestionando su profesionalidad”.
Una de las principales críticas es el modo en que el decreto obliga a dispensar los medicamentos. “Hasta ahora, el veterinario daba el blíster justo para los días que se necesitaba. Ahora, si se obliga a dar la caja entera, ¿qué hace el propietario con las pastillas que sobran?”, cuestiona la veterinaria. “Las guardará y las administrará a su perro o gato cuando le parezca, aumentando así las resistencias. Es absurdo. Vamos justo en la dirección contraria”, lamenta.
“Estamos completamente desamparados en nuestro trabajo”
Este modelo de legislación tiene, a su vez, “importantes consecuencias económicas y sociales”, advierte la veterinaria. “Hay personas que no pueden permitirse pagar una caja entera de antibióticos si solo necesitan cuatro pastillas”. Y además, se trata de una medida que “facilita el mercado negro de medicamentos”, puntualiza. “Estamos completamente desamparados en nuestro trabajo”.
Por su parte, la catedrática subraya la contradicción que existe en cómo se considera al animal de compañía en este país. “¿Por qué tengo que pagar un 21% de IVA por cuidar a mi mascota? Es una cuestión de salud pública, no de lujo”, indica. “Además, los animales ayudan a las personas, hay proyectos en España donde los perros mejoran la salud mental de pacientes ingresados en hospitales. No son solo un animal de compañía, son parte de la familia”, subraya.
Castillo también denuncia la injerencia de otras profesiones en la prescripción de medicamentos para animales, lo que considera un ataque a la profesionalidad del veterinario. “Se están impartiendo cursos de terapéutica veterinaria para farmacéuticos”, comenta. “Nosotros estudiamos cinco años y medio —y se está planteando ampliar a seis— viendo aves, reptiles, mascotas, caballos, animales silvestres… Y ahora quieren que alguien que no tiene esa formación disponga medicamentos sin control veterinario”, lamenta la veterinaria.
Esta gota que ha rebosado un vaso entero, como indicaba la catedrática, refleja “la falta de reconocimiento continua” que sufren los profesionales de este sector dentro de la sociedad. “Si hubiera una huelga de veterinarios a nivel nacional, comer una tortilla sería una actividad de riesgo”, recalca. “Sin controles veterinarios, no hay seguridad alimentaria”, advierte. “Los veterinarios somos sanitarios, esenciales para la salud animal y también para la de las personas, así que necesitamos que se nos. reconozca como tal”.
*Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.