La reapertura de la planta de Abbot en EE.UU., en manos de un juez: ¿Pero está realmente preparada?

La planta de Abbott acumula problemas de seguridad e higiene al menos desde el año 2010

Sede de Abbott
Sede de Abbott

Estados Unidos lidia con una crisis de escasez de leche de fórmula para bebés sin precedentes. El gran desabastecimiento ha acarreado graves consecuencias. Y es que, en algunos estados, la leche infantil tiene una escasez cercana al 90%.

Todo comenzó el pasado mes de febrero cuando Abbott Laboratories, uno de los mayores productores de fórmula infantil, echó el cierre a su mayor planta de producción en Sturgis (Michigan) y retiró de las estanterías tres tipos de leche infantil, incluida la muy popular Similac.

La Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recibió cinco quejas sobre productos que tenían el mismo origen: la planta de Abbott en Sturgis. Cuatro de las familias notificaron que sus bebés habían sido expuestos a Cronobacter sakazakii, una bacteria potencialmente mortal que puede causar una infección peligrosa de la sangre (septicemia) o provocar la inflamación del revestimiento que cubre el cerebro y la médula espinal (meningitis). Dos de ellos fallecieron por complicaciones relacionadas con la bacteria.

La planta de Abbott acumula problemas de seguridad e higiene al menos desde el año 2010

Tras la investigación federal que reveló la presencia de esta bacteria en varios puntos diferentes de la planta, además de la retirada de productos, la compañía se vio obligada a cerrar la fábrica que acumula problemas de seguridad e higiene al menos desde el año 2010.

Ahora, el laboratorio ha anunciado un acuerdo con el regulador estadounidense, el cual debe ser aprobado por un juez, para abrir la planta y reanudar la producción. Pero, ¿realmente cumple la compañía las medidas de seguridad e higiene para reabrir la fábrica?

El fabricante ha insistido en que está dispuesto a trabajar con la agencia y ha asegurado que trabajará “duro” para recuperar la confianza de sus clientes. "Sabemos que millones de padres y cuidadores dependen de nosotros y nos disculpamos profundamente de que nuestra retirada voluntaria empeorara la escasez nacional de fórmula", lamentó el CEO de Abbott, Robert Ford.

Por el momento, la respuesta de la FDA  ante las quejas sobre la contaminación de la leche para bebés, continúa en tela de juicio. Los investigadores federales están investigando si la Agencia inspeccionó adecuadamente la planta de la compañía y cómo supervisó la retirada del mercado de la leche.

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