"Esperamos que el gobierno trabaje con nosotros para encontrar una solución que funcione para todos"
Y es que, las nuevas normas, que entraron en vigor el pasado mes de abril, suponen que los nuevos fármacos que cuesten más de 20 millones de libras al año al Servicio Nacional de Salud (NHS) ya no serán financiados por sistema, a pesar de que salga rentable. En su lugar, las empresas farmacéuticas tendrán que entrar en negociaciones para justificar el uso de los medicamentos y obtener financiación.
En este sentido, las farmacéuticas británicas han criticado al gobierno por romper el compromiso de mejorar el acceso a los fármacos a través de estos cambios.
Concretamente, la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI, por sus siglas en inglés) ha asegurado que “es necesarios revertir estos cambios si tienen el potencial de causar retrasos significativos para los pacientes que esperan tratamiento para una serie de condiciones, enfermedades cardiacas o diabetes”.
Mike Thompson, presidente ejecutivo de ABPI se ha ofrecido a trabajar en propuestas alternativas: “Esperamos que el gobierno trabaje con nosotros para encontrar una solución que funcione para todos, ya que seguir adelante con esta acción podría afectar a la asistencia del NHS y a nuestra capacidad para investigar, desarrollar y utilizar nuevos medicamentos en el Reino Unido.”
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