Vivir el MIR a los 40 años: "A mi hijo ya le digo que no estudie Medicina porque es muy esclava"

Abel Vázquez González, médico intensivista en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, un caso de superación profesional en busca de la mejora de sus condiciones laborales y de afrontar nuevos retos profesionales.

Estetoscopio. (Foto. Unsplash)
Estetoscopio. (Foto. Unsplash)
Nacho Cortés
17 noviembre 2019 | 00:00 h
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Abel Vázquez González, es médico intensivista del Servicio Gallego de Salud (Sergas) pero para llegar a donde está ha vivido un auténtico carrousel profesional. En 1995 terminó la Licenciatura de Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela (USC), tras pasar el MIR, realizó su residencia como facultativo especializado en Medicina Familiar y Comunitaria entre los años 1997 y 2000 en A Coruña.

Sin embargo, Abel reconoce que "fue una época muy mala de trabajo" y cuando acaba su residencia decide mediante un contrato temporal hacer guardias en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) en el servicio de Pediatría del Hospital Materno Infantil. Tras ese período, comenzó una nueva etapa profesional en el Hospital San Rafael (también en A Coruña) en el servicio de Medicina Interna y Urgencias, entre 2001 y 2004.

Se presentó hasta tres veces al MIR y una de ellas fue en Portugal

"Tuve que presentarme varias veces al examen MIR, por cuestiones laborales y profesionales, incluso llegué a hacer esta prueba en Portugal", explica este médico gallego que hizo su residencia en el Hospital Sāo Joāo de OPorto en el servicio de Anestesiología allá por el año 2003.

Abel Vázquez González (Foto Interior - COMC)22 AÑOS DE ANDADURA

Su camino profesional continuó posteriormente pasando por el Hospital Santa Teresa de A Coruña como jefe de servicio de Urgencias, el Hospital de O Barbanza y el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol como médico de Urgencias.

Fue en 2010 cuando se vuelve a presentar al examen MIR, ya con 39 años, para elegir una nueva especialidad, esta vez: Medicina Intensiva. Realiza su residencia y continúa su gira por diversos hospitales gallegos hasta que no es hasta esta año cuando consigue su plaza como médico intensivista en el Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol.

"Ser residente es duro y con la edad que tenía era un esfuerzo económico muy grande porque cobras mucho menos"

"Ser residente es duro. Al principio la residencia me castigaba mucho físicamente. Te exige muchísimas horas y con la edad que tenía era un esfuerzo económico muy grande porque cobras mucho menos. Pero, al menos, te ofrece el aprendizaje de muchas cosas", afirma Abel Vázquez.

Este facultativo del Sergas reconoce que la escasez de ofertas de trabajo le llevo tanto a él como a muchos otros a presentarse varias veces a la prueba de formación sanitaria especializada. "Lo hice por la inestabilidad laboral y por mejorar mis condiciones", aclara.

"Mi hijo me dijo que quería estudiar Medicina y le dije no. No hagas Medicina porque es muy esclavo, no te compensa desde el punto de vista personal", concluye este médico intensivista.

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