¿Cómo combatir los excesos y la ansiedad frente a la comida?

La Unidad de Nutrición de la Clínica Tufet nos ofrece una serie de consejos y nos explica cómo adelgazar cuando acabe el periodo vacacional.

¿Cómo combatir los excesos y la ansiedad frente a la comida?
¿Cómo combatir los excesos y la ansiedad frente a la comida?
22 agosto 2017 | 18:00 h
Tras épocas de excesos, como pueden ser las vacaciones, es momento de volver a la rutina en todos los sentidos, por lo que la alimentación tampoco debería ser una excepción. Esta vuelta a la realidad puede ser dura para muchos y crear situaciones de ansiedad y frustración que acaban pagándose con la comida.

El significado de “excederse” es propasarse, ir más allá de lo lícito o razonable. En este sentido, se considera exceso cualquier alimento de los menos aconsejados (adictivos) o aquellos alimentos que a cada persona le producen sensación de que al comerlos rompe la dieta.
"Adelgazar es comer muchos días bien y uno mal, no es comer todos los días regular"

Como explica el doctor Jaime Tufet “el exceso se debería hacer cuando la situación ambiental lo requiere, y uno es consciente de ello, nunca por tentación. La tentación romperá el compromiso personal, creará inseguridad y favorecerá el repetir el acto compulsivo de comer lo no debido”.

Y es que, según este especialista, “adelgazar es comer muchos días bien y uno mal, no es comer todos los días regular”.

El principal consejo que los nutricionistas de la Clínica Tufet dan a sus pacientes frente a los excesos con las comidas pasa por hacer las tres comidas principales, lo que se traduce en 21 semanales. Por tanto, si se hacen 19 bien y dos mal se pierde peso, pero si se hacen 17 bien y cuatro mal se engordará.

Es decir, si el objetivo es adelgazar, durante la semana se pueden cometer dos excesos sin que éstos dificulten la pérdida de peso, y a la vez, permitan una mejor adaptación social.

EVITAR UNA SITUACIÓN DE ANSIEDAD

1. Realizar una dieta adecuada: la dieta debe ser rica en proteínas y baja en azúcares.

2. Neutralizar las crisis de hambre: evitar sufrir por hambre y si llega esta situación, se recomienda picar alimentos proteínicos.

3. Cumplir un horario: es fundamental hacer cinco comidas diarias y no saltarse ninguna para evitar los descensos de azúcares en sangre, que provocan nuevos ataques de hambre.

4. Escribir un diario de comidas: en las primeras semanas se apunta en un diario de comidas lo que se come, para así poder conocer las debilidades y actuar en consecuencia para corregirlas.

5. Aprender a frenar: parar un segundo y pensar ante el hambre para distinguir el hambre estomacal del hambre bucal o psicológica.

6. Recurrir a terapias: muchas veces se necesita un apoyo que ayude a conducir la dieta y a la vez descargar o comentar las tensiones acumuladas por la frenación en la ingesta.

7. Desculpabilizarse: nunca comer a escondidas y nunca autoinsultarse por haber cedido a la tentación. Nadie es culpable de tener un sistema nervioso hipersensible a una reacción metabólica exagerada. Y además, los sentimientos de culpa pueden llegar a crear tales sensaciones negativas que conduzcan al mismo círculo vicioso de la comida, provocando comer más y sentir un mayor disgusto por uno mismo.
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