La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer que conlleva importantes cambios hormonales y fisiológicos. Uno de los más relevantes es la disminución de los niveles de estrógenos, lo que afecta directamente a la masa ósea y muscular, aumentando el riesgo de osteoporosis, pérdida de fuerza y fragilidad. Ante este escenario, incorporar el ejercicio de fuerza en la rutina diaria se presenta no solo como una opción saludable, sino como una herramienta fundamental para mantener la calidad de vida y prevenir enfermedades.
Este mensaje ha sido reforzado por la farmacéutica Alejandra, conocida en Instagram como @farmaciarocha_bcn, quien ha compartido una publicación en la que explica por qué el entrenamiento de fuerza es especialmente beneficioso durante la perimenopausia y la menopausia. “Durante la menopausia y perimenopausia, los niveles de estrógenos disminuyen, y con ellos la masa ósea y muscular”, señala. Esta pérdida de estrógenos rompe el equilibrio natural entre los osteoblastos (células encargadas de formar hueso) y los osteoclastos (que lo destruyen).
La farmacéutica detalla que “los estrógenos mantienen el equilibrio entre los osteoblastos que forman el hueso y los osteoclastos que los destruyen. Cuando bajan los niveles de estrógeno, la actividad de los osteoclastos sube”. Esto significa que la pérdida ósea se acelera, debilitando la estructura esquelética con el tiempo. En este contexto, el ejercicio de fuerza se convierte en un aliado esencial. “Este ejercicio mecánico de resistencia y fuerza estimula los osteoblastos para que se produzca nuevo tejido óseo”, explica Alejandra. En otras palabras, al someter al cuerpo a un esfuerzo físico controlado, los huesos responden fortaleciéndose para adaptarse a esa carga.
“Durante la menopausia y perimenopausia, los niveles de estrógenos disminuyen, y con ellos la masa ósea y muscular”
Además del impacto positivo en la salud ósea, el entrenamiento de fuerza también contribuye a conservar y aumentar la masa muscular, que tiende a reducirse con la edad y la falta de actividad física. Esto no solo mejora la movilidad y la resistencia, sino que también ayuda a mantener un metabolismo activo, favorece el control del peso y reduce el riesgo de caídas o fracturas.
La evidencia científica respalda cada vez con más fuerza el papel del ejercicio físico, especialmente el de fuerza, en la prevención de complicaciones asociadas a la menopausia. Más allá de los beneficios físicos, también tiene un impacto positivo en el estado de ánimo, la autoestima y la calidad del sueño, todos aspectos que pueden verse alterados en esta etapa.
Como concluye la farmacéutica, es fundamental que las mujeres tomen conciencia de la importancia de mantenerse activas durante la perimenopausia y la menopausia. Incluir ejercicios de resistencia en la rutina semanal puede marcar una diferencia significativa en su bienestar a largo plazo, no solo ayudando a preservar la salud ósea y muscular, sino también fortaleciendo su autonomía y vitalidad en esta nueva etapa de la vida.
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