Existen muchas maneras de eliminar las células muertas de la piel sin necesidad de irritarla o inflamarla; una de ellas es aplicando una exfoliación enzimática que la trate de manera suave, uniforme y profunda tal cual haría un peeling químico, con la ventaja de no ser tan perjudicial por abrasivo.
Indicada principalmente para pieles sensibles, esta exfoliación parte del uso de enzimas vegetales para retirar esas células inservibles y cambiarlas por otras, limpiando los poros, quitando al tiempo manchas (solares o no) y reduciendo las líneas de expresión.
Pero, ¿cuáles son las enzimas más utilizadas? Básicamente, la papaína que se extrae de la papaya, la bromelaína derivada de la piña y hasta las surgidas de la calabaza. Se recomienda aplicarlas en cuello, escote, manos y rostro, dejando libres el contorno periocular y los orificios de la nariz.
¿Cómo debe realizarse? Aplicando una pequeña capa de exfoliante sobre la piel ya limpia, mediante un ligero masaje en movimientos circulares. Otra manera es extenderlo tal cual y dejar que actúe durante un tiempo, entre 10 y 20 minutos. Después, lavar y secar para dar paso a la crema hidratante (preferiblemente hacer por la noche).
La firma cosmética suiza Wherteimar aporta al cada vez más extenso mundo de los exfoliantes enzimáticos, una crema facial que actúa incluso en las zonas más delicadas del rostro, disolviendo y eliminando las células muertas de su superficie, dejándola más suave, fresca, homogénea y llena de luz.
Lacrème enzymatiqueexfolia la piel y estimula la producción de colágeno, favoreciendo la proliferación celular de los tejidos y ejerciendo una acción antinflamatoria y cicatrizante. Esta exfoliación debe realizarse entre 2 y 3 veces por semana. Entre sus principios activos encontramos distintos ácidos (láctico, salicílico), alantoína para regenerar la piel, extracto de manzanilla que tiene propiedades tónicas, antialérgicas y antiinflamatorias, flor de nopal y papaya, que provoca la ruptura de enlaces en las proteínas.