¿Alguna vez te has parado a pensar por qué tu crema hidratante es blanca, tu sérum de vitamina C tiene un tono anaranjado o tu mascarilla facial presenta un color verdoso? Lejos de ser una simple estrategia de marketing para captar la atención del consumidor, el color de los productos cosméticos encierra una valiosa información sobre su composición, la presencia y concentración de sus ingredientes activos e incluso su origen, ya sea natural o sintético. Expertas en el cuidado de la piel desvelan el fascinante lenguaje cromático de la cosmética, una pista clave para entender la eficacia y naturaleza de los productos que aplicamos cada día sobre nuestra piel.
La conexión entre los colores y nuestras emociones es un hecho bien conocido gracias a la psicología del color. Tendemos a vestirnos de oscuro cuando nuestro ánimo decae y a optar por tonos vibrantes cuando la alegría nos invade. Esta misma lógica, aunque de manera más científica y ligada a la formulación, se aplica al universo de la belleza. "Que un producto tenga un color u otro no es capricho del marketing, está directamente relacionado con los ingredientes que forman parte de la formulación y de la propia carga de activos que contengan", afirma con rotundidad Raquel González, cosmetóloga y creadora de la firma Byoode.
"Que un producto tenga un color u otro no es capricho del marketing, está directamente relacionado con los ingredientes que forman parte de la formulación y de la propia carga de activos que contengan"
Más allá de la mera estética, los colores en los cosméticos actúan como un indicador visual de la riqueza natural de sus componentes. Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD, explica cómo la naturaleza se manifiesta a través de la paleta de colores de nuestros productos de belleza. "La espirulina aporta un tono azul debido a su pigmento ficocianina, un potente antioxidante; los extractos de café o té pueden conferir tonos marrones a las fórmulas, ricos en polifenoles con propiedades protectoras; lo mismo ocurre con los productos que contienen extractos de hojas de té verde, que suelen tener un color verdoso o marrón, gracias a sus catequinas antioxidantes, mientras que aquellos que cuentan con membrana de cáscara de huevo, rica en colágeno y otros nutrientes, adquieren un delicado color amarillo pastel".
EL COLOR REVELA LOS ACTIVOS COSMÉTICOS
Otro aspecto revelador del color es la concentración de activos cosméticos. Un ejemplo paradigmático es el retinal, un derivado de la vitamina A altamente eficaz en la lucha contra el envejecimiento cutáneo. Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8, arroja luz sobre esta correlación. "El color naranja o amarillo característico de los cosméticos con retinal se debe precisamente a este activo, que es hasta once veces más rápido que el retinol. A mayor concentración de retinal, más intenso es el color del producto, lo que directamente indica una mayor potencia en su acción antienvejecimiento, ofreciendo resultados más visibles en menos tiempo".
Sin embargo, la ausencia de color no debe interpretarse automáticamente como una carencia de principios activos o una menor calidad del producto. Raquel González aclara esta duda común. "No tienen por qué ser mejores ni peores. Puede que, incluso, el extracto esté tan purificado que se hayan eliminado todas las sustancias que tienen color, pero eso no significa que los ingredientes activos hayan desaparecido de la fórmula. La eficacia reside en la pureza y concentración del activo, independientemente de su color final tras la purificación".
Estefanía Nieto añade otra perspectiva sobre los cosméticos incoloros. "También puede deberse a que la marca trabaja con el ingrediente en su forma sintética, creada en laboratorio desde cero. Estos activos también son muy beneficiosos y en muchas ocasiones favorecen una mayor estabilidad del producto, asegurando su eficacia durante más tiempo. Un color blanco nos puede indicar que el cosmético es de síntesis total, lo cual no implica una menor calidad, sino un origen diferente de sus componentes activos".
"Muchos productos que usan vitamina C pura tiñen el cosmético para que no se note cuando ésta se ha oxidado"
Aunque el color puede ser un indicador valioso del origen y la concentración de los ingredientes, también existe la posibilidad de que se utilice con fines menos transparentes. Isabel Reverte, directora dermocosmética de Ambari, advierte sobre esta práctica. "Muchos productos que usan vitamina C pura tiñen el cosmético para que no se note cuando ésta se ha oxidado. Le dan un tono ligeramente amarillento o anaranjado de base para que, cuando el ingrediente se degrade con el tiempo, el cambio de color no sea tan evidente para el consumidor".
Esta estrategia busca evitar la desconfianza que un color alterado podría generar en el usuario, especialmente en el caso de activos más inestables. "Cuando ves una vitamina C que es transparente, suele ser porque es un derivado estable y que se pueden permitir arriesgarse a no teñir el producto, ya que tardan mucho más en oxidarse y mantienen su apariencia original durante más tiempo", concluye Estefanía Nieto.
En definitiva, la próxima vez que elijas un cosmético, presta atención a su color. No es solo una cuestión estética, sino una ventana a la ciencia y la naturaleza que se esconde tras su formulación. Entender este lenguaje cromático te permitirá tomar decisiones más informadas y conscientes sobre los productos que cuidan de tu piel. La cosmética, en su sabiduría, nos ofrece pistas visuales que van mucho más allá de lo que nuestros ojos perciben a simple vista.
*Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.