Como resultado, los investigadores observaron que “un retraso de cinco horas en las comidas diarias con un contenido de macronutrientes idénticos retrasa los ritmos periféricos, ambientales y altera las rutinas del sueño”.
Concretamente, el informe del Biotechnology and Biological Sciences Research Council demuestra que el tiempo de comidas ejerce una influencia variable sobre los ritmos fisiológicos humanos con cambios notables en algunos aspectos de la homeostasis de la glucosa.
En cambio, los datos relacionados con la melatonina y el cortisol no reflejaron diferencias con los cambios entre comidas tempranas y comidas tardías, lo qye sugiere que los cambios observados en los ritmos de los parámetros metabólicos son independientes de estas hormonas.
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