Las bebidas energéticas son muy populares, especialmente entre los adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad del Pacífico en Stockton, pone en duda la salubridad de este tipo de bebidas, ya que según los resultados obtenidos, pueden causar alteraciones en los ritmos cardíacos y la presión arterial.
Para llevar a cabo dicho estudio, el cual ha sido publicado en el ''Journal of the American Heart Association'', Sachin A. Shah, el principal autor del ensayo, contó con 34 adultos de entre 18 y 40 años.
En primer lugar, los voluntarios se sometieron a un ayuno nocturno para después consumir una de las dos bebidas energéticas o un placebo, el cual contenía agua carbonatada, jugo de lima y sabor a cerveza. En el estudio, ni los participantes ni los investigadores sabían quién bebía cada producto.
Más tarde, los investigadores midieron los ritmos cardíacos de los voluntarios con electrocardiograma estándar y lecturas de presión arterial cada 30 minutos durante un total de 4 horas.
Las bebidas energéticas son muy populares, especialmente entre los adolescentes y adultos jóvenes
Los resultados reflejaron un cambio significativo en el tiempo que las cámaras del corazón necesitaban contraerse y relajarse. Esta medida se llama intervalo QT y la duración de este está vinculada a la frecuencia cardíaca de una persona. Sin embargo, los científicos suelen usar una versión corregida de este intervalo, llamada QTc.
Un intervalo QTc de 450 milisegundos (ms) en hombres y 460 ms en mujeres se considera el máximo para un ritmo cardíaco saludable. Cuando este número aumenta, una persona experimenta el riesgo de padecer una arritmia potencialmente moral o alteración del latido normal del corazón.
En este sentido, mientras que el consumo de la bebida placebo causó un cambio máximo en el intervalo QTc de un promedio de 11.9 ms, las dos bebidas energéticas resultaron en cambios máximos con un promedio de 17.9 ms y 19.6 ms.
Pero además del efecto sobre el intervalo QT, los investigadores descubrieron un cambio máximo promedio de 3.5 milímetros de mercurio (mmHg) en la presión arterial diastólica y 4.6 a 6.1 mmHg en la presión arterial sistólica cuando los participantes del estudio habían consumido las bebidas energéticas.