¿Qué debes saber sobre los aditivos alimentarios?

El tema de los aditivos es una de las cuestiones que más preocupa al consumidor, habiéndose generado bastantes mitos entorno a ellos y que en esencia trasladan la idea de que son peligrosos.

Los aditivos alimentarios son todavía grandes desconocidos para los consumidores (Foto. Freepik)
Los aditivos alimentarios son todavía grandes desconocidos para los consumidores (Foto. Freepik)
Estetic
13 marzo 2020 | 22:00 h

Los aditivos alimentarios son todavía grandes desconocidos para los consumidores y existen varios mitos en torno a ellos.

''El tema de los aditivos es una de las cuestiones que más preocupa al consumidor, habiéndose generado bastantes mitos entorno a ellos y que en esencia trasladan la idea de que son peligrosos. Pero la ciencia es clara, todos los aditivos autorizados (si no lo están no pueden formar parte de productos alimentarios) son seguros. De todos modos, lo que sí se recomienda es alejarse de los productos que incorporan un gran número de aditivos con funciones sensoriales (para mejorar el color, aroma, sabor) porque por lo general, se asocian a productos con un perfil nutricional poco recomendable. Dicho de otra manera, un buen producto, no necesita que se le añadan colorantes, saborizantes, aromas...'', señala Juan Revenga, dietista-nutricionista y biólogo, uno de los integrantes del equipo de la app El CoCo.

Los aditivos alimentarios son todavía grandes desconocidos para las consumidores y existen varios mitos en torno a ellos

Para ayudar a desmitificar y comprender mejor qué son y cómo nos afectan los aditivos, la app El CoCo ha elaborado esta guía con información básica para el consumidor.

1. Son sustancias que se añaden intencionadamente al alimento durante su proceso de fabricación o preparación para cambiar sus características, por ejemplo intensificar o mantener su color, textura, sabor, vida útil, etc.

2. Todo claro en la etiqueta. Es obligatorio especificar todos los aditivos que contiene un producto en su etiqueta, bien con su nombre químico (por ejemplo, ácido ascórbico) o bien con el código de autorización europeo (en este caso y siguiendo con el mismo ejemplo, E-300). A veces las marcas utilizan las dos nomenclaturas en la misma etiqueta, lo que a menudo genera confusión entre los consumidores.

3. Para qué sirven. Podemos clasificar los aditivos en dos grandes categorías: los que desempeñan una función tecnológica o relativa a la seguridad alimentaria y vida útil (conservante, antiapelmazante, antioxidante), y los ''cosméticos'' que añaden, disfrazan u ocultan ciertas cualidades sensoriales al producto final. Estos últimos suelen ser habituales en productos con un bajo perfil nutricional.

Todos los aditivos autorizados (si no lo están no pueden formar parte de productos alimentarios) son seguros

4. Son químicos. Efectivamente, los aditivos responden a una fórmula química, como cualquier sustancia o alimento del universo, incluida la propia agua (que podría ser correctamente nombrada como ''protóxido de hidrógeno'').

5. Y también muchos de ellos ''naturales''. Entre la mitad y dos terceras partes de los aditivos son sustancias que existen en la naturaleza. Por ejemplo, el E-300 no es más que la vitamina C que se encuentra en cualquier cítrico, como el kiwi, la naranja o las mismas fresas.

6. Siempre autorizados. Todos los aditivos que se consumen dentro de la Unión Europea  se han sometido a un proceso de autorización por el organismo competente (la EFSA), que se aplica también a aquellos aditivos que puedan estar presentes en alimentos que provengan fuera de la UE.

7. Función clave. Los aditivos desempeñan un papel muy importante en el abastecimiento de alimentos y en cierta medida ayudan a evitar el desperdicio de comida gracias al efecto de muchos de ellos relacionado con la conservación. Varios aditivos se emplean por tanto con el fin de ampliar y garantizar, desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, ese proceso que se conoce como ''desde el campo a la mesa''. ''Y no, no debemos fiarnos de esos listados de aditivos que circulan a modo de bulo por la red y que trasladan a dichos productos una peligrosidad extrema. Son falsos. Uno de los ejemplos más clásicos lo tenemos con el denostado E-330 que, presente en muchas de estas listas, alude al ácido cítrico (presente de forma natural en naranjas o limones). Es mucho mejor aprender a identificarlos de forma fiable y con rigor científico, ese es el propósito de El CoCo'', asegura Jean-Baptiste Boubault, cofundador de El CoCo.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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