La naranja y su zumo siempre se ha visto como un indispensable de la dieta mediterránea por toda la vitamina C que contiene y que tanto beneficia a la salud del organismo. Sin embargo sus ventajas van mucho más allá y también puede beneficiarnos por fuera en lo que al cutis se refiere.
Así lo explica el doctor Karyn Grossman, un dermatólogo estadounidense que asegura que “los rayos UV, la contaminación, el estrés y los factores ambientales generan radicales libres, los cuales se encarga de absorber la vitamina C con el objetivos de neutralizarlos y prevenir el daño cutáneo”.
Por otra parte, esta vitamina también contribuye a aclarar la tez y a disminuir la pigmentación en la piel inhibiendo la tirosinasa, una de las enzimas responsables del pigmento de la epidermis.
En definitiva, se trata de un ingrediente esencial para todo el mundo, pero especialmente recomendado en las pieles sensibles, dañadas por el sol, o especialmente envejecidas, por lo que nunca debería faltar en los cosméticos de los que se compone nuestra rutina diaria.
“Los antioxidantes diurnos protegen la piel de la radiación y la contaminación, mientras que los antioxidantes nocturnos trabajan para aumentar la resistencia de la piel y el sistema antioxidante interno”, aclara el doctor Grossman.
Esto no quiere decir que haya que comenzar a lavarse la cara con zumo de naranja, pero no estaría de más empezar a fijarse en el etiquetado de los cosméticos para asegurarte de que la vitamina C se convierte en tu aliado beauty del verano.
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