Así han evolucionado las tendencias en pestañas a lo largo de la historia

Las pestañas ya se maquillaban en el Antiguo Egipto y muchos años después, durante la Edad Media, incluso su ausencia total así como de cejas, eran un auténtico distintivo de belleza.

La tecnología y los avances en el mundo de las pestañas son constantes y van muy deprisa
La tecnología y los avances en el mundo de las pestañas son constantes y van muy deprisa
Estetic
28 marzo 2019 | 12:00 h

Las muchas formas de embellecerse, tanto en hombres como en mujeres, son tan antiguas como su propia existencia. Las pestañas, por ejemplo, ya se maquillaban en el Antiguo Egipto y muchos años después, durante la Edad Media, incluso su ausencia total así como de cejas, eran un auténtico distintivo de belleza.

En este sentido, en el Antiguo Egipto solían maquillarse con kohl, un mineral con propiedades bactericidas muy popular en África y Oriente Medio. Con ello, oscurecían los ojos y también los párpados, que no solo servía para verse más guapo, sino también como protector solar y para prevenir ciertas enfermedades.

También era muy utilizada la malaquita, otro mineral colorante que resaltaba las pestañas de una manera espectacular. La mismísima Cleopatra era una asidua al plomo y las sales para maquillar sus ojos, al igual que el antimonio para dar un tono azul y verde a los párpados, o bien óxido de hierro. Asimismo, ya en tiempos del Imperio Romano, se tendía a una pestaña gruesa y larga, absolutamente salvaje, igualmente tratadas con kohl y corcho.

Por otro lado, según los expertos de Nouveau Lashes, la frente de una mujer en la Edad Media era todo un símbolo de feminidad y belleza, por lo que muchas alargaban sus cejas y pestañas con el fin de resaltarla. En el siglo XVI, con Isabel I en el trono de Inglaterra, su cabello rojo cobrizo impactó mucho en la sociedad de la época, convirtiéndose en tendencia así como sus cejas y pestañas, que teñía con arándanos y el hollín que encontraba en las chimeneas.

Las muchas formas de embellecerse, tanto en hombres como en mujeres, son tan antiguas como su propia existencia

Ya en el S.XIX existía el interés por unas pestañas más largas y bellas. Se recomendaba cortar los extremos para potenciar su crecimiento o se lavaban con agua y hojas de nogal, llegando incluso a cortar pelo de la cabeza para pegarlo en los párpados. De la primera máscara de pestañas tenemos conocimiento a primeros del S.XX, creación de Eugène Rimmel (de ahí el nombre) con una formula que incluía polvo de carbón y vaselina en jalea. Las mujeres de la época solían recurrir a remedios caseros, probando con cientos de ingredientes que potenciaran la mirada.

Asimismo, el cineasta D.W. Griffith fue sin pretenderlo, un gran impulsor de las extensiones de pestañas, poniéndole a una de sus actrices, Seena Owen, unos postizos de pelo humano que se tejían a través de una gasa. Pero fue algunas décadas más tarde, en los años sesenta, cuando nacieron las primeras de color y el boom de las pestañas gruesas, extra largas y exageradas, puestas de moda en todo el mundo por la modelo británica Twiggy y otras estrellas como Edie Sedgwick o Brigitte Bardot en Francia.

En los ochenta, Madonna les dio una vuelta de tuerca, esta vez más definidas y en forma de abanico, para llegar a nuestros días en los que se multiplican las tendencias y estas son más cambiantes.

''En la actualidad, cuando nos queremos poner a la moda con una última tendencia, esta ya ha pasado y ha sido sustituida por otra. La tecnología y los avances en el mundo de las pestañas son constantes y van muy deprisa, llegando a toda el mundo por medio de varios canales, entre los que están la prensa y las redes sociales, las bloggers, las influencers, etc.'', apunta Bárbara Torres, de la firma Nouveau Lashes.

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