Con el verano a la vuelta de la esquina y la operación biquini en marcha, lo mejor es ir sobre seguro y apostar por una actividad que se puede practicar a cualquier edad y que nos aporta múltiples beneficios tanto a nivel físico como mental: el yoga Iyengar.
Esta disciplina toma su nombre de BKS Iyengar, el maestro que transformó la metodología de la enseñanza del yoga, convirtiéndolo en accesible para todo el mundo. Y es que, además de ser el método de yoga más practicado en el mundo, BKS Iyengar, su creador, es universalmente conocido como el maestro de yoga más importante, dado que su estudio, comprensión y perfeccionamiento de la práctica de este deporte no tiene comparación con nada de lo existente en los tiempos modernos.
''El yoga basado en la metodología Iyengar es exigente y requiere de gran atención a detalles anatómicos que son muy sutiles, con instrucciones muy precisas y estrictas indicadas por un profesor que, para serlo, ha de contar con una dilatada experiencia como alumno y practicante de este estilo, y que se forma a conciencia durante muchos años (un buen profesor seguirá formándose y practicando durante toda su vida) y siguiendo las directrices que el mismo Iyengar instauró'', explica Ana Canelada, profesora de yoga Iyengar.
En este sentido, el yoga Iyengar se adapta al alumno y a sus necesidades a través de la utilización de apoyos como mantas, ladrillos de corcho, cinturones, sillas, pared, etc. Con estos apoyos, las asanas (posturas) se hacen más accesibles y se realizan de una manera correcta, independientemente de la condición física del alumno, evitando así las lesiones.
El yoga basado en la metodología Iyengar es exigente y requiere de gran atención a detalles anatómicos que son muy sutiles
Los alumnos aprenden a través de un determinado programa de asanas y el pranayama (respiración) se introduce gradualmente, una vez que existe una sólida base en la práctica del yoga.
''Para entender mejor las posturas, en mis clases trabajamos a menudo en grupo, de dos en dos o de tres en tres. El trabajo con ayudas de los alumnos aporta un conocimiento mucho más preciso de lo que la postura requiere para su correcta ejecución y ese aprendizaje es llevado a la práctica individual de cada uno'', comenta la profesora Ana Canelada.
Asimismo, cada clase está equilibrada y estructurada en el tiempo. La concentración necesaria para mantener una respiración normal mientras se hace lo que el profesor indica es lo que crea la unión entre mente y cuerpo, que es, en definitiva, el yoga. ''En mi clase no hay ejercicios de meditación ni se trata la espiritualidad de manera académica, pero el equilibrio alcanzado entre cuerpo y mente tiene implicaciones profundas'', señala Ana Canelada.
En cuanto a los beneficios, la práctica del yoga Iyengar relaja y energiza el cuerpo y la mente, aporta vitalidad, flexibilidad, fuerza, concentración, autoconfianza y calma mental. Se mejora la circulación, el metabolismo, se genera espacio en articulaciones, músculos y órganos contraídos por la vida diaria, es de bajo riesgo y si el alumno aprecia los beneficios y los avances de la práctica con confianza y paciencia, es una disciplina que puede acompañarnos durante toda la vida. Su práctica ayuda en la gestión del estrés, tensiones y dolores.
Este estilo de yoga es apropiado para todo tipo de personas y todos los niveles de estado físico general. Gracias a su gran adaptabilidad y conocimiento de las asanas, su práctica desarrolla una base firme para la salud y el bienestar general. Además, se empiezan a ver resultados internos desde el primer día y físicos al mes de la práctica regular.