Conocidas popularmente como almorranas, las hemorroides son varices o inflamaciones de las venas en el recto y el ano.
Según recoge la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), el principal síntoma de las hemorroides es el dolor alrededor del ano y la aparición de sangre roja brillante en las heces, en el papel higiénico o goteando en el inodoro tras defecar. A menudo, se dilatan o inflaman a consecuencia del esfuerzo para evacuar el intestino, aunque pueden ser causadas por otros factores como el embarazo, el estreñimiento crónico, la diarrea o el envejecimiento.
No siempre es posible evitarlas pues en algunas existen factores hereditarios. Pero, sí podemos corregir la obesidad, que favorece su aparición por aumento de la presión abdominal sobre el piso pélvico; o el estreñimiento que, al forzar el paso de las heces, comprime las venas hemorroidales; también la diarrea, que puede producir irritación local, u otros factores: ocupacionales, como estar de pie o sentado durante mucho tiempo seguido; embarazo, sobre todo en las últimas semanas; o la existencia de hipertensión portal. En ocasiones, también se relacionan con un abuso de laxantes o factores nutricionales que condicionan una dieta habitual sin residuos.
Una vida saludable disminuirá el riesgo de que aparezcan hemorroides y a la vez, mejora muchos otros aspectos de tu vida
En cuanto a los tratamientos, habitualmente, las hemorroides pueden disminuir y cicatrizar por sí mismas o con un tratamiento médico, el cual debe de incluir medicamentos tópicos antiinflamatorios, analgésicos, ablandadores de la materia fecal y baños de asiento.
Estos baños de asiento se deben realizar durante 15 minutos, con agua tibia (no caliente ni hirviendo), 2 o 3 veces al día, después de defecar. Puede hacerse en una palangana o jofaina. Después de cada baño de asiento, hay que lavar (en el bidé o con agua limpia) la piel alrededor del ano.
También una dieta rica en fibra, ejercicios e higiene adecuada contribuyen a una evolución positiva. Además estos tratamientos siempre se deben completar con otros como laxantes suaves, analgésicos o tranquilizantes, así como otros que solucionen la isquemia o reducción de la circulación sanguínea en la zona afectada.