Diferencias entre alergias, toxiinfecciones e intolerancias

La alergia alimentaria es una reacción adversa mediada por el sistema inmunológico y sus síntomas aparecen en los primeros 30 minutos tras la ingesta

Infección por 'Helicobacter pylori'  (Foto. Freepik)
Infección por 'Helicobacter pylori'  (Foto. Freepik)
CS
10 mayo 2022 | 12:00 h
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Cada vez es más frecuente que a las consultas de Aparato Digestivo acudan personas con reacciones adversas a la ingesta de alimentos. Pero no todos los pacientes saben que se clasifican en tres tipos: alergias, intolerancias o toxiinfecciones alimentarias.

Según el doctor Francesc Casellas Jordá, responsable del Comité de Nutrición de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) y especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona), “nuestro organismo obtiene los nutrientes necesarios a través de los alimentos y éstos no deben provocar molestias, pero no siempre es así. En ciertas ocasiones, la ingesta, contacto o inhalación de alimentos provoca una respuesta anormal”.

Una alergia alimentaria es una reacción adversa mediada por el sistema inmunológico que ocurre en ciertas personas (los alérgicos) al ingerir determinados alimentos (los alérgenos). “Los alérgicos no nacen siéndolo, sino que se hacen alérgicos”, explica Casellas. Y, para ello, es necesario que el paciente haya tenido contacto con el alimento alergénico, siendo más frecuente en personas que tienen familiares de primer grado (padres o hermanos) alérgicos o en individuos que tienen dermatitis atópica.

Los síntomas provocados por la alergia a alimentos suelen aparecer rápidamente (máximo hasta 30-60 minutos) y pueden ser: cutáneos, digestivos, respiratorios o generalizados. Los alimentos causantes de alergia varían según la edad, la zona geográfica y hasta con las costumbres alimentarias de los pacientes. En lactantes, las causas más frecuentes son la leche y los huevos; en niños más mayores son al pescado, los frutos secos y el marisco; y en adultos, por la ingesta de frutas, frutos secos y marisco.

Las intolerancias no tienen un origen inmune se relacionan con el consumo de la lactosa, la fructosa, al sorbitol, a la histamina

Por su lado, la intolerancia alimentaria es una reacción adversa que no tiene un origen inmune, sino que se produce por la digestión incompleta o inadecuada de un alimento. De hecho, puede aparecer por diversas causas (metabólicas o farmacológicas). “Las intolerancias tienen que ser valoradas por un profesional sanitario, que descartará la existencia de síntomas de alarma (sangre en las deposiciones, pérdida no justificada de peso) o de una potencial enfermedad subyacente y determinará si los síntomas se deben a otras causas (Síndrome del Intestino Irritable (SII), Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), enfermedad celíaca)”, detalla Casellas.

Los tipos de intolerancias más frecuentes son: a la lactosa (azúcar que se encuentra en la leche y sus derivados); a la fructosa (azúcar muy común en alimentos como la miel o frutas como la manzana, la pera, la ciruela o el dátil); al sorbitol (azúcar alcohol que se encuentra de forma natural en frutas como la pera, la manzana, la ciruela, el melocotón, los albaricoques o se utiliza también como edulcorante en alimentos industrializados); a la histamina (sustancia que produce nuestro organismo o presente en alimentos como la carne y el pescado); y favismo (reacción en forma de anemia aguda tras el consumo de habas).

Por último, a diferencia de las alergias e intolerancias, la toxiinfección alimentaria se produce como consecuencia de la ingesta de un alimento contaminado por gérmenes patógenos o sus toxinas. Según explica la FEAD, si la enfermedad se debe a la ingesta de alimentos contaminados por bacterias o virus se habla de infección; si es por la ingesta de alimentos contaminados por toxinas bacterianas es intoxicación; y si es por la ingesta de parásitos, infestación.

“La manifestación principal de una toxiinfección alimentaria es la diarrea, de aparición aguda y consistencia líquida”, indica Casellas. Si la diarrea es lo suficientemente importante, es probable que el paciente sufra de deshidratación, por lo que los expertos recomiendan utilizar la hidratación oral siempre que la situación clínica lo permita y no existan vómitos.

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