Diariamente, más de 90 estadounidenses mueren por sobredosis de opioides. 200 por sobredosis en general según los datos de 2016, en el que fallecieron más de 64.000 personas por esta causa. La adicción y el consiguiente abuso de este tipo de sustancias, incluidas las de perfil sintético, los analgésicos recetados y la heroína, han constituido un grave problema de salud a nivel nacional.
Como las compañías farmacéuticas aseguraron a finales de la década de 1990 que los analgésicos opioides recetados no crearían adicción, los médicos comenzaron a recetarlos más, produciendo un abuso de estos medicamentos que pueden ser sumamente adictivos. De hecho, un porcentaje muy elevado de personas que consumen heroína habían abusado con anterioridad de los opioides recetados, que se suma a que una cifra cercana al 30% de uso inapropiado por parte de quienes han recibido su receta.
Los opioides sintéticos y los naturales o semi-sintéticos, la heroína y la metanfetamina alcanzaron su pico más alto de mortalidad por sobredosis el año pasado, siendo siempre mayor la incidencia en los hombres que en las mujeres
Los datos de 2015 reflejan que más de 33.000 personas murieron por causa de una sobredosis de opioides, evidenciándose un crecimiento exponencial a partir de 2013, donde la cifra de fallecidos por este motivo no alcanzaba los 5.000. Según Centers for Disease Control and Prevention (CDC Wonder), los opioides sintéticos y los naturales o semi-sintéticos, la heroína y la metanfetamina alcanzaron su pico más alto de mortalidad por sobredosis el año pasado, siendo siempre mayor la incidencia en los hombres que en las mujeres. Solo la metadona se encuentra en una tasa de defunciones inferior a su máximo.
El número de fallecidos por sobredosis en Estados Unidos no ha dejado de aumentar en las últimas dos décadas, superando por primera vez los 60.000, dato que contrasta drásticamente con las cifras de 2010, donde no se alcanzaban las 40.000 muertes por esta causa.