En una sociedad cada vez más consciente de la necesidad de llevar a cabo prácticas sostenibles, la industria farmacéutica todavía tiene mucho camino por recorrer. Así lo demuestra el reciente informe anual de la Conference for Pharmaceutical Ingredients (CPHI), ‘Pharma Trends Outlook Report’, un análisis que profundiza en las tendencias emergentes que darán forma a este nuevo año.
El informe señala directamente a las emisiones de alcance 3 que provienen de la cadena de suministro, ya que suponen aproximadamente el 90% de las emisiones totales de las compañías farmacéuticas. Un dato muy alarmante que subraya la necesidad urgente de que las empresas que forman parte del sector y las agencias implementen políticas claras y efectivas para abordar el gran impacto ambiental que tienen.
El informe señala directamente a las emisiones de alcance 3 que provienen de la cadena de suministro, ya que suponen aproximadamente el 90% de las emisiones totales de las compañías farmacéuticas
Más concretamente, el alcance 3 hace referencia a aquellas emisiones de gases de efecto invernadero que ocurren fuera de las instalaciones directas de la compañía farmacéutica, pero que a su vez están relacionadas con la propia cadena de suministro. En el caso específico de este sector, las actividades de alcance 3 pasan indirectamente por la producción de materias primas, el transporte, la distribución, el uso del producto por parte del consumidor y su disposición final. Algunas estrategias para lograrlo incluyen optimizar la cadena de suministro, diseñar productos más sostenibles, mejorar la gestión de residuos y colaborar con proveedores y clientes.
El informe de CPHI apunta que la dependencia de la industria farmacéutica de plásticos y otros materiales no sostenibles ha lastrado el compromiso del sector, hasta el punto de ver lejos todavía las tan ansiadas cero emisiones netas. Sin embargo, en el caso de la Unión Europea, han liderado el camino en la implementación de políticas sostenibles, a diferencia de Estados Unidos que todavía no ha logrado dar ese salto en el compromiso medioambiental. Un claro ejemplo del papel de la UE en este sentido es la creciente presión por parte de las directivas para que las empresas farmacéuticas y biotecnológicas sean más transparentes a la hora de aportar datos sobre sus prácticas ambientales.
A pesar de que está clara la necesidad de que las farmacéuticas reduzcan sus emisiones, en el camino surgen desafíos que frenan a la industria. Estos son principalmente económicos, ya que suponen una presión añadida a los costes y, por lo tanto, una reducción de los beneficios influenciados por la necesidad de cumplir con los criterios de sostenibilidad. Una situación que, según explican los representantes de la industria que han participado en el informe de la CPHI, resalta la importancia de que las empresas reconozcan que invertir en prácticas sostenibles, aunque en ocasiones sea más costoso, “es una inversión en un futuro mejor”.
El informe de CPHI apunta que la dependencia de la industria farmacéutica de plásticos y otros materiales no sostenibles ha lastrado el compromiso del sector, hasta el punto de ver lejos todavía las tan ansiadas cero emisiones netas
Ante un panorama tan complejo como este, la CPHI señala que la colaboración global se presenta como “una solución clave para enfrentar estos desafíos”. Los expertos en sostenibilidad consultados en el informe destacan que la industria debe trabajar en conjunto para establecer estándares de sostenibilidad que permitan un control confiable de los rendimientos medioambientales de las empresas. Además, el informe resalta que la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial ofrecen muy buenos resultados a la hora de optimizar procesos y reducir el impacto ambiental.
En definitiva, el informe resalta que el camino hacia la sostenibilidad en la industria farmacéutica es un reto que requiere un compromiso colectivo y una visión a largo plazo. La implementación de este tipo de prácticas sostenibles no solo es una responsabilidad ética, sino también una oportunidad para innovar y mejorar la competitividad en un mercado que demuestra ser cada vez más exigente. Tal y como ya se ha demostrado estos últimos años, la colaboración entre empresas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales será fundamental para transformar la industria y garantizar un futuro más saludable y sostenible.