Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, hecho conocido popularmente como Brexit, va a tener lugar una de las consecuencias más notables del mismo en el ámbito sanitario. Después de meses, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) tendrá una nueva ciudad como sede, tras dejar Londres. Será el próximo lunes, 20 de noviembre, tal y como se anunció hace meses.
Sin embargo, el cambio de ciudad de la Agencia no se hará efectivo al cien por cien hasta 17 meses después. Se calcula que no será hasta finales de marzo de 2019 cuando se concluya con el traslado completo de la EMA y por lo tanto se reanuden sus operaciones en la nueva ciudad.
Los planes de construcción de la EMA deben ser aprobados por las autoridades locales de la ciudad en cuestión, por el Consejo de Administración de la Agencia y por la autoridad presupuestaria de la Unión Europea
La complejidad del traslado se hace visible con esta previsión en los plazos de adaptación, teniendo en cuenta todo lo que conlleva un movimiento de estas características. Mientras tanto, las operaciones de la EMA llevarán llevarse a cabo, ya que entre ellas se encuentra la aprobación de fármacos para tratar las enfermedades y mejorar la calidad de vida de pacientes en toda Europa.
El organismo comunitario se compromete a ofrecer a principios de diciembre, tanto a las partes interesadas como al público en general, el proyecto de reubicación, así como un plan de seguimiento del mismo. Para ello, la Agencia pone su foco de atención en las instalaciones y en los pasos administrativos pertinentes para su normal funcionamiento.
Por ejemplo, los planes de construcción de la EMA deben ser aprobados por las autoridades locales de la ciudad en cuestión, por el Consejo de Administración de la Agencia y por la autoridad presupuestaria de la Unión Europea. Este proceso tardar entre seis y ocho meses. Sólo para el acondicionamiento del edificio pasará entre un año y 15 meses. Debido a este calendario, la EMA y las instituciones europeas implicadas junto al país anfitrión de la nueva sede tendrán que explorar soluciones viables para acelerar los procesos de aprobación y permitir que el trabajo se lleve a cabo de forma paralela.