La Hepatitis C es actualmente un problema de salud, un problema social y está a punto de convertirse en un grave problema económico por los costes que acarrea la enfermedad.
Dichos costes económicos son directamente proporcionales a la gravedad de la enfermedad, por lo que la reducción de ese coste depende íntegramente de la posibilidad de aplicar tratamientos eficaces. Disponer de tratamientos eficaces contra la enfermedad se ha convertido en un factor clave para el control del gasto sanitario.
La Hepatitis C es una enfermedad progresiva y a medida que las personas infectadas por el virus envejecen, una mayor cantidad de ellas presentará complicaciones graves y el gasto sanitario para atenderlas crecerá exponencialmente.
Según las estimaciones del Ministerio de Sanidad, el coste medio de un tratamiento de cáncer de hígado se estima en 13.690 euros; el tratamiento de la cirrosis se estima en 12.196 euros; el coste medio de un tratamiento de encefalopatía hepática se estima en 9.302 euros, un trasplante hepático cuesta 118.162 euros. Además de su elevado coste, el trasplante de hígado no supone la desaparición de la enfermedad. Se estima que más del 90% de los pacientes se vuelve a infectar, y la cirrosis aparece entre el 20 y 30% de pacientes después de 5 a 10 años tras el trasplante hepático. Fuentes del Sistema Nacional de Salud señalan que durante el año 2015, gracias a los nuevos tratamientos contra la Hepatitis C, el número de trasplantes de hígado se ha reducido ya en un 13%.
Los tratamientos eficaces contra la Hepatitis C están ya al alcance de los pacientes necesitados y constituyen no solo una herramienta de curación, sino un potente recurso para eliminar una espiral de gasto que puede comprometer todo el Sistema Nacional de Salud.
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