“Hay que formar a los profesionales y a la población para que entiendan que no siempre te va a resolver el problema un antibiótico”

Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública por la URJC y miembro de la junta directiva de la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS).

Paco Cordero - Redactor
25 diciembre 2016 | 23:59 h
“Hay que formar a los profesionales y a la población para que entiendan que no siempre te va a resolver el problema un antibiótico”
“Hay que formar a los profesionales y a la población para que entiendan que no siempre te va a resolver el problema un antibiótico”
La resistencia a los antibióticos ya ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un problema de salud pública mundial. Tanto que se estiman que, durante este año, mueran 700.000 personas en el mundo por infecciones causadas por bacterias multirresistentes y que en 2050 se convierte en la primera causa de muerte superando al cáncer, si no se toman medidas al respecto. Con estos datos como contexto, el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y miembro de la junta directiva de la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS), Ángel Gil de Miguel, ha desgranado a ConSalud.es qué medidas podrían llevarse a cabo para combatir esta situación.

Las previsiones de la ONU hablan por sí solas. ¿Qué papel deben tomar los gobiernos y las instituciones internacionales?

La verdad es que no estamos cerca de resolver el problema de la resistencia a los antibióticos. Debe haber un trabajo de coordinación entre todos los países. De nada sirve que un país tenga una política muy rigurosa si los demás no la tienen. Son necesarias políticas comunes de carácter internacional porque los microorganismos no entienden de fronteras. Además, al uso de los antibióticos en el medio humano se le une el uso en el medio veterinario. Este aspecto, no sólo repercutiría al Ministerio de Sanidad sino también a los de Agricultura y Ganadería. De alguna manera, el uso de los antibióticos está muy generalizado y se usa casi más en ese entorno que en el medio humano.

“Son necesarias políticas comunes de carácter internacional porque los microorganismos no entienden de fronteras”
En este contexto, ¿cuán importante es la prevención para hacerle frente?

La prevención es clave. En España, la mayoría de hospitales y el Ministerio de Sanidad han elaborado una guía que permite establecer las pautas de actuación en el ámbito hospitalario y en el ámbito comunitario. Por ejemplo, con respecto al uso de los antibióticos en el día a día de la medicina familiar y comunitaria, los médicos están haciendo un uso muy riguroso y concreto de los antibióticos para no contribuir a la aparición de resistencias. En el ámbito hospitalario se es aún más riguroso pues hay muchas guías sobre el tratamiento pre y postquirúrgico o sobre el uso de los antibióticos en las UCI's.

Y estas campañas, promovidas por el Ministerio, sobre el uso prudente de los antibióticos ¿son realmente efectivas?

En el ámbito sanitario, sí que son efectivas. Lo que los médicos echamos algo más en falta es la coordinación entre profesionales de otros sectores, como el ámbito veterinario porque hay un uso más generalizado de estos productos y además, de cantidades tremendas. En los ámbitos de la agricultura y la ganadería, el uso se dispara de una forma impresionante. Por eso es importante la coordinación y que se realicen políticas tanto para el uso humano como para el uso animal.

“Es importante entender que muchos procesos infecciosos no son por bacterias sino por virus, por tanto no se necesitan antibióticos”
¿Cuál sería la situación actual de España con respecto a otros países de la Unión Europea y a nivel mundial?

Tuvimos unos años en los que lamentablemente éramos los primeros en las resistencias a antibióticos. Y en esto no es bueno ser nosotros los primeros. Pero, afortunadamente, gracias a políticas como la restricción y el control del uso, la situación es mucho más razonable. En este momento estamos en la media de la Unión Europea. También ha contribuido a ello el uso de algunas vacunas como la antigripal o la antineumocócica, tanto en el niño como en eladulto, que ha permitido que determinados gérmenes hayan reducido su incidencia, logrando recuperar algunos antibióticos que ya no se podían emplear por la aparición de resistencias.

¿En qué debería mejorar España para alcanzar a los países más avanzados?

Bueno, España ha ido mejorando de una forma considerable. Pero es necesaria la implicación de la política. Es decir, un plan claro y definido con el Ministerio de Sanidad, el Consejo Interterritorial sobre el uso adecuado de los medicamentos. Al respecto, se está trabajando bastante bien en el conjunto de la Unión Europea. El problema radica en el uso en otros entornos y ambientes.


Con respecto al rol activo y al empoderamiento que puede ejercer el paciente, ¿sería ésta una posible solución?

Sí, es muy importante. Cuando el paciente acude a su médico, con fiebre o malestar, siempre está detrás la necesidad de tomar un antibiótico. Entonces, es muy importante entender que muchos de los procesos infecciosos que tenemos no son por bacterias sino por virus y que, por lo tanto, no necesitan de un antibiótico. Cuando, por ejemplo, aparece la fiebre alta es muy difícil decir a los ciudadanos que no tomen un antibiótico. Por eso, hay que formar a los profesionales de primera línea, que serían los médicos de Medicina Familiar y Comunitaria, y luego a la población para que entiendan que no siempre te va a resolver el problema un antibiótico.

“Hay que recuperar el clima de confianza del paciente en su médico y que vea que si no le prescribe un antibiótico, está fundamentado”
Otro aspecto importante es que los ingresoshospitalarios están muy regulados en tiempo y duración. A veces es mejor volverse a casa antes y no permanecer en el centro, porque en el ámbito hospitalario hay un riesgo muy grande de infección y los gérmenes con mayor capacidad de multirresistencias. Por eso, cuando se dice que por un parto natural son dos o tres días de ingreso o una cesárea son cuatro o cinco días, es así porque si permanecemos más, se complica el riesgo de tener otra serie de procesos presentes en el medio hospitalario.

No obstante, se identifica al uso inadecuado de los antibióticos, por pacientes y profesionales, como uno de los principales problemas. ¿Qué medidas concretas podrían solventarlo?

En la política de antibióticos, los profesionales están bastante preparados. Hay que recuperar el clima de confianza del paciente en su médico y que vea que cuando no le prescribe un antibiótico está fundamentado y basado en que su proceso infeccioso, muy posiblemente sea viral. Entonces, que escuchen a sus médicos y que no piensen que los antibióticos van a resolver sus problemas. En cuanto a las farmacias, éstas tienen también un papel clave y están siendo muy rigurosas. Realmente solo dan el antibiótico cuando hay una prescripción médica, con una receta de ámbito público o privado. Y también queda reflejado quien es el médico que ha mandado tal o cual antibiótico.

Luego, los antibióticos los clasificamos en primera, segunda o tercera elección. Pero hay que seguir un proceso. Se debe empezar por el de primera, luego por el de segunda, etc. Esto lo decimos porque a veces han aparecido antibióticos muy potentes, que se prescriben como muy buenos, pero que al final los hemos utilizado en el ámbito de la Atención Primaria, limitando mucho su uso en el ámbito hospitalario. Por eso, el uso racional es clave, y seguir las guías y recomendaciones que hacen los médicos y las autoridades sanitarias.

También se identifica que otra de las soluciones puede ser la creación de nuevos antibióticos. ¿Cómo debe actuar la industria farmacéutica?

Es fundamental animar a los farmacéuticos a que busquen nuevos antibióticos. Es verdad que la industria se puede mover por intereses comerciales que puede haber en un momento dado. Ahora, por ejemplo, estamos desarrollando fármacos como los inmunomodulares, los del ámbito antiviral, los tratamientos de Hepatitis C o VIH y hemos ido abandonando a los antibióticos pero las enfermedades producidas por bacterias siguen estando ahí.

“El 85% de los problemas de salud que surgen en un país se resuelven con medicamentos sencillos y esenciales”
Después de haber participado en proyectos de cooperación en países de África y de América Central, ¿cómo cree que influye la globalización en la proliferación de las resistencias?

La realidad de África es muy compleja. Quizás en Latinoamérica no tanto. Pero en África, hay veces que estás trabajando en ese entorno y das el antibiótico que tienes, sabiendo que a lo mejor te encuentras con un antibiótico de tercera elección cuando para dicho proceso tendrías que dar uno de primera. Ahí no puedes elegir sino que te agarras a lo primero que tengas en la farmacia comunitaria. Este es un problema tremendamente grave. Los antibióticos de primera elección deberían llegar mucho más, de una forma más regulada, a los países en vías de desarrollo para que se puedan utilizar de forma habitual. Hay veces que llegan donaciones pero son de tercera o cuarta elección, pero si no le pones nada al paciente se puede morir. Además, el 85% de los problemas de salud que surgen en un país se resuelven en la Atención Primaria, no en los hospitales. Por lo tanto se resuelven con medicamentos sencillos y esenciales.

En el ámbito personal, ¿en qué proyectos está trabajando?

Desde la URJC seguimos trabajando con las enfermedades neumocócicas y la implementación de la vacuna antineumocócica no solo en los niños sino también en la población adulta. Además, seguimos de cerca otros temas relacionados con el VIH porque se va a producir un cambio importante en el futuro del tratamiento, en cuanto a la posibilidad de fármacos que reduzcan la carga viral a un nivel indetectable y que podamos hablar entre comillas de curación. La investigación biosanitaria la estamos desarrollando con la industria farmacéutica y las campañas de apoyo a la formación con el Ministerio de Sanidad.


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