Más allá de la crisis Covid-19: Impactos y aprendizajes

José Manuel Rigueiro
Director General de Otsuka Pharmaceutical S.A

Si tomamos perspectiva, la crisis nos habrá brindado la posibilidad de trabajar juntos de formas diferentes, con un espíritu de mayor solidaridad, colaboración y confianza entre nosotros.

No hay duda de que la crisis económica y sanitaria derivada de la pandemia de la COVID-19 está dejando una marca muy fuerte para todos. 

La gravedad y el carácter impredecible de la misma, tanto en lo clínico como en su aspecto epidemiológico y global, están poniendo a prueba nuestros conocimientos y capacidades y ha obligado a todos los actores de la cadena de valor de la salud a dar lo mejor de nosotros para adaptarnos a una situación muy cambiante con las herramientas que hemos tenido a nuestro alcance. 

Sin embargo, a nadie se le escapa que, como toda crisis, ha traído también consigo aprendizajes y lecciones para el futuro que nos conviene destacar. Desde mi punto de vista, la pandemia está teniendo tres impactos fundamentales sobre la Industria Farmacéutica en general: su imagen, su actividad y su labor de investigación y desarrollo (I+D).

Se ha demostrado que somos un sector esencial y que nuestra contribución ha sido verdaderamente relevante

En el primer plano, el de la imagen, creo que la industria farmacéutica se ha visto favorecida. Y es que la contribución del sector se ha hecho patente, para empezar, como agente activo en la búsqueda de una vacuna contra el SARS-CoV-2, y en volcarse a encontrar alternativas terapéuticas para las personas afectadas por el virus. En segundo lugar, aquellas compañías que no nos dedicamos a las vacunas hemos continuado fabricando fármacos y suministrándolos, con esfuerzo, pero sin impedimentos. Se ha demostrado que somos un sector esencial y que nuestra contribución ha sido verdaderamente relevante.  

En un segundo plano, la pandemia ha afectado a la actividad normal de la Industria, que ha necesitado hacer ajustes importantes en la labor habitual de sus equipos. La sobrecarga de trabajo en los hospitales ha supuesto un impacto relevante en nuestra manera de trabajar y dar servicio. Pero la Industria hemos entendido y respetado estas prioridades y hemos adaptado nuestra actividad comercial e informativa a ello.

Pero hay un tercer plano menos evidente, cuyos efectos veremos a medio plazo: nuestra labor de Investigación y Desarrollo (I+D). Y es que, muchos de los ensayos en Fase III en hospitales en casi todas las áreas terapéuticas se han paralizado. Por un lado, los pacientes no podían acceder a estos ensayos, y por el otro, tampoco podía realizárseles un seguimiento adecuado. Ello implicará que, a medio plazo, habrá un retraso de aproximadamente un año en la aparición de nuevas alternativas de tratamiento para casi cualquier área terapéutica.

Todo el sector hemos recibido un curso acelerado en digitalización y telemedicina. Pero también hemos aprendido nuevas formas de organizarnos colaborativamente y replantearnos formas de trabajar que no eran eficientes

Pero si ponemos el foco en los aprendizajes que están trascendiendo de la crisis, también los ha habido de muy destacados. Uno de los principales ha sido, sin duda, que todo el sector hemos recibido un curso acelerado en digitalización y telemedicina. Pero también hemos aprendido nuevas formas de organizarnos colaborativamente y replantearnos formas de trabajar que no eran eficientes.

Un buen ejemplo de ello es la cadena de compras y suministros. Y es que la crisis COVID-19 ha servido como motor de buscar nuevas formas de agilizar, por ejemplo, la compra de fármacos y vacunas en el contexto de la epidemia. Se ha dado la oportunidad para un intercambio de ideas más abierto entre todos los integrantes de la cadena de valor y hemos encontrado vías de colaboración con centros e instituciones para hacer posible logísticamente el envío de fármacos paciente a paciente, algo que antes de la pandemia, hubiera sido impensable. 

LA CRISIS COMO POTENCIADOR DEL CAMBIO

Resumiendo, podemos decir que, a pesar de todo, esta crisis nos ha ayudado a reinventarnos desde muchos puntos de vista: hemos podido superar barreras que antes creíamos infranqueables y cuestionar aspectos de nuestra práctica que nos parecían inamovibles, resultando ser un buen acelerador del cambio.

Pero tal vez el aprendizaje más interesante sea el de la solidaridad y la colaboración.En Otsuka, he podido ver cómo los diferentes equipos lo han aplicado de forma excelente para adaptarse a la nueva situación y trabajar de forma más eficiente, y poder así seguir aportando valor a los profesionales de la salud y a la población en general.

Para todos, esta pandemia está siendo una vivencia nueva, difícil y dolorosa. Pero si tomamos perspectiva una vez haya pasado, a pesar del sufrimiento que habremos dejado atrás, la crisis nos habrá brindado la posibilidad de trabajar juntos de formas diferentes, con un espíritu de mayor solidaridad, colaboración y confianza entre nosotros. Y estos aprendizajes, seguro, permanecerán.

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