Conducta suicida

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

El pasado 10 de septiembre se conmemoraba el “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”. Entiendo los buenos propósitos de las entidades supranacionales que buscan ponerle fecha a ciertos actos para darles visibilidad, pero conductas autodestructivas como esta lo que precisan son medidas para minimizarlas.

El fatídico 2020 lo fue para España no solo por ser cuando afloró la pandemia de covid, sino porque fue el de mayor incidencia no solo de intentos de finiquitar la vida propia (79.000), sino de superarse las cifras de aquellos que lo consumaron (3.941), lo que se resume en una abrumadora cifra: cada día alrededor de 11 personas pusieron punto final a su existencia. Toda una epidemia invisible.

Nadie sabe lo que pasa por la mente de quien no ve sentido a proseguir esta incesante carrera que es la vida. Hay quien le pone coto a una enfermedad terminal para no prolongar lo inevitable, el dolor propio y el ajeno; hay quien se ve acorralado por los acontecimientos, más o menos onerosos; hay quien no soporta la presión social por haber nacido en un cuerpo equivocado; hay quien no soporta un desengaño amoroso; hay quien…

Cada persona es un mundo y allá con sus razones, pero hay que detectar muy deprisa esta conducta a fin de atajarla, sortearla, apaciguarla, frenarla…llámenlo como quieran, pero siempre hay otras vías para afrontar los problemas…y aunque piensen que la muerte es el final…puede que lo sea para los finados, pero es el comienzo del tormento y del infierno de los que les sobreviven. Recuérdenlo.

"La salud mental ha pasado a un primerísimo primer plano desde el confinamiento"

No ha sido casual ni en vano el empleo preciso de la palabra “conducta”. Según el DRAE se trata de la “manera con que las personas se comportan en su vida y acciones”. Para la Psicología es el “conjunto de las acciones con que un ser vivo responde a una situación”, ampliada por esta otra “reacción global del sujeto frente a situaciones ambientales”.Y, como toda conducta, tiene una dimensión comunicativa.

Sin duda se trata de una conducta de aflicción, ansiedad y angustia, de inadaptación al conflicto, egoísta, irreflexiva, irracional, sin ninguna base orgánica, neurótica y autodestructiva. Estrictamente no son palabras mías, sino extraídas de manuales consultados para tratar de ser lo más preciso posible.

La salud mental ha pasado a un primerísimo primer plano desde el confinamiento. En un principio se pensó que el único estrago eran las muertes por contagio del condenado virus, pero se ignoró un mal latente que fue poco a poco germinando que, en un efecto bomba de relojería, ha acabado estallando.

Esta conducta no es nueva, ni una moda pasajera que ha implosionado recientemente, ni un reclamo para Instagram, es tan antigua como la propia humanidad solo que varía su grado de afectación, pero lo más alarmante, si todo lo anterior no lo fuera bastante, es que representa la cuarta causa de muerte entre los menores entre 15 y 19 años…cuando apenas han despertado a la vida.

"Estar cerca de los pacientes permite mirar al fondo de sus ojos y percibir la angustia y detectar si están a punto de tirar la toalla"

No dudo que hay agujeros muy negros, túneles eternos a los que no se les ve la luz al final porque se prolongan en el tiempo, motivos suficientes para constreñir el ánimo y enturbiar la mirada, pero siempre hay que buscar una mano cercana que pase por encima del hombro para aplacar y espantar todos los fantasmas, una escucha que no juzgue y una palabra que acompañe.

En mi ámbito trato a miles de pacientes con dolor que piden lo indecible para sobrellevar su calvario y con frecuencia solo podemos aplicar paliativos porque no hay una panacea en la ciencia que pueda resolver de una vez para siempre su problema. Estar cerca de los pacientes permite mirar al fondo de sus ojos y percibir la angustia y detectar si están a punto de tirar la toalla.

Al parecer hay un cierto proceso de mimetismo con respecto a referentes personales que tomaron esa vía, incluso de emulación de personajes célebres, de ahí que se eluda en los medios cualquier alusión explícita para evitarlo. Ojalá pasara con las conductas de superación, pero eso habrá que trabajarlo.

Busquen la proximidad con quienes sientan angustia incontrolable, eviten su soledad en la medida de sus posibilidades, acudan urgentemente a terapeutas que les orienten, muéstrenles todo cuanto de bueno haya a su alrededor, regálenles su mejor sonrisa, su compañía, escúchenlos, porque ahí puede estar buena parte de la solución.

Tiéndanles un colchón solidario, un cabo de esperanza. Cuestiones irresolubles si se desmenuzan en el tiempo y en los grupos de pertenencia resultan más llevaderas y se pueden afrontar de otro modo. Ah y no olviden que pedir ayuda es una actitud muy sensata.

De hecho “el Ministerio de Sanidad promueve la Línea telefónica 024 de atención y ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados, básicamente a través de la contención emocional por medio de la escucha activa por los profesionales” de dicho servicio.

Suelo decir de quien muestra una conducta suicida que en verdad no quiere morirse, sino acabar con ese modelo de vida que le asfixia. Por fortuna o por desgracia solo tenemos una, y a fe mía que hay que sacarle todo el jugo para conocer su verdadera esencia. No se rindan ni permitan que los suyos lo hagan, porque la vida es el viaje más hermoso y sólo se vive una vez.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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