Las pseudoterapias y sobre todo los discursos que las fomentan están a la orden del día. Congresos en los que charlatanes dan vía libre a sus cuestionados conocimientos sobre cómo tratar y curar determinadas enfermedades en una época en la que las nuevas tecnologías contribuyen a la difusión del mensaje sin evidencia científica. Todo ello supone un verdadero peligro para el paciente y una impertinente puesta en duda del buen hacer médico.
La ausencia de leyes que limiten estos hechos complica y deja en saco roto las denuncias que casi a diario emiten profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes sobre la pseudociencia. El panorama se ensombrece aún más cuando aparecen casos incluso de facultativos que dedican su carrera a defender este tipo de prácticas.
"La ausencia de leyes que limiten estos hechos complica y deja en saco roto las denuncias que casi a diario emiten profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes"
Sin ir más lejos el propio Colegio Oficial de Médicos de Valencia cuenta en su Junta Directiva con miembros que “combinan” la medicina con prácticas más relacionadas con curanderos. No son conscientes del daño que hacen, o al menos eso quiero pensar. Qué manera de ignorar historias con nombre y apellidos de personas enfermas que han empeorado por seguir consejos como los que ellos predican. Qué falta de compromiso ético y moral con la profesión que salva vidas.
Ni un ápice de vergüenza tampoco al mercantilizar todo esto. Las ponencias sobre pseudoterapias en las que incluso animan a los pacientes a abandonar tratamientos farmacológicos cuestan un dinero considerable; hay panfletos sobre plantas “curativas” que rondan los 20 euros… y todo permanece impune.
Queda claro que hay mucho trabajo por hacer, la lucha contra la pseudociencia debe proseguir sin descanso desde todos los ámbitos implicados en el Sistema Nacional de Salud. Ahora es el momento de no bajar la guardia y señalar siempre que se pueda a aquellos curanderos cuya charlatanería amenaza la salud pública descaradamente.