Esquematización

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Decía Albert Einstein, "aquello que no se puede explicar de forma sencilla, es que no se ha entendido bien". A menudo, desde mi asiento, intento comunicarme con mis pacientes del modo más claro considerando las circunstancias de cada paciente y compartiendo, en la medida de lo posible, el mismo código.

El paciente habitual no tiene obligación de saber absolutamente de todo. Es gente con mayor o menor formación, a la que hay que mostrar la perspectiva médica empleando ideas y/o nociones sencillas.

Con frecuencia me vienen a la cabeza momentos de mi etapa como estudiante, tanto en el colegio, como posteriormente en la universidad y realizando cursos de posgrado, cuando el profesorado, con un afán muy didáctico, esquematizaba las ideas que pretendía enseñar cuando las palabras parecían no lograr el objetivo deseado.

"A menudo, desde mi asiento, intento comunicarme con mis pacientes del modo más claro considerando las circunstancias de cada paciente y compartiendo, en la medida de lo posible, el mismo código"

El mundo de los conceptos, el vocabulario, la semántica, son complejos y profusos y no todo el mundo está facultado ni tiene el conocimiento exhaustivo para dominar todos los términos que habitan en el diccionario. Si a este además unimos vocablos específicos del ámbito médico, que configuran una jerga perfectamente dominada por el personal sanitario, pero no al acceso de los ajenos, entonces complicamos el proceso de la comunicación entre médico y paciente.

Por eso conviene hacer caso al genio de la física con que abríamos este artículo para simplificar lo más posible nuestras explicaciones sin socavar la verdad ni caer en la vulgaridad, sino aplicando ideas sencillas e incluso esquematizar nuestras respuestas para una mejor comprensión.

Desde que soy profesor universitario muchas veces recomiendo a mis alumnos, futuros profesionales sanitarios, que tengan a mano un cuaderno en blanco donde poder dibujar un pequeño esquema del proceso clínico que aborden para una mejor comprensión, pues un pequeño bosquejo o un simple croquis, por humilde que resulte, puede ser más esclarecedor que una compleja explicación técnica plagada de neologismos y cultismos médicos que dejen al paciente medio con cara estupefacta cuando no de absoluta perplejidad.

Esa sencillez nos equipara a unos y a otros poniéndonos en la misma línea de comunicación y facilitando la retroalimentación por parte del paciente, que se irá con más satisfacción y comprendiendo el qué, cuándo, cuánto, dónde y cómo hacer para restablecerse, pues de lo contrario se irá disgustado y es más que probable que busque una alternativa mejor.

Casi siempre una secuencia de iconos o un sencillo esquema organizador sirve para desplegar un mar de explicaciones, pues será más fácil retener el esquema y luego desarrollarlo que no soltar la verborrea y pretender que el receptor haya acumulado en su cabeza todo lo expuesto.

"El otro gran consejo es recurrir a la brevedad para explicar lo intenso antes que prolongarlo ad eternam como mero relleno de espacio y tiempo, dos medidas que conviene economizar"

No hay mayor evidencia que el empleo extendido entre los usuarios de telefonía móvil que, para jalonar o rematar los mensajes escritos tiran de esos divertidos iconos que matizan, apuntalan y hasta sustituyen un discurso completo, evitando transcribir o dictar una parrafada.

En mi recuerdo aún queda algún resquicio para ciertas personas que, lejos de acudir a la didáctica, se enmarañaban en monólogos interminables que rozaban la perorata y resultaban soporíferos pretendiendo, en más de un caso, darles gusto a sus propios oídos, hasta resultar encantados de conocerse.

Por eso el otro gran consejo es recurrir a la brevedad para explicar lo intenso antes que prolongarlo ad eternam como mero relleno de espacio y tiempo, dos medidas que conviene economizar. Así las cosas, un gesto, un ademán o una leve impostación de voz trasmiten proximidad y puede ser más clarificadores que un discurso cargado de corrección.

Permítanme que acabe con una cita que le he oído y cogido a vuela pluma al nuevo presidente del Senado, el filósofo Manuel Cruz, que dice “aquello que todo lo explica, no explica nada”. Ahorremos saliva y esquematicemos, y seguro que nos entenderán mejor.

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