Excepcionalidad

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Me encantan las palabras polisémicas porque encierran muchos misterios: invitan a muchos juegos de palabras y también ahorran muchos conceptos, evitando la extensión del diccionario ad infinitum pues, al fin y al cabo, una palabra puede tener múltiples significados solo colegibles según el contexto. 

A veces sus grafías nos ayudan a distinguir palabras que suenan igual, pero se escriben con diferentes consonantes de sonido parecido. Es lo que le sucede a las [bes] y a las [uves]; a las [ges] y a las [jotas]; a las [ces], las [kas] y [qus]; la [hache] aspirada....

Según el diccionario de la Real Academia, excepcionalidad es un sustantivo femenino que se refiere a la cualidad de lo excepcional y aquí es donde se encierra nuestra diversificación, que por un lado designa aquello que forma excepción de la generalidad o de la regla común, y por otro lo que es extraordinario o privilegiado.

A pie de calle distinguiríamos lo que es singular, insólito, extravagante, peculiar, raro, anómalo... de aquello que es soberbio, admirable, extraordinario, excelente, estupendo... Y aunque en el fondo lo extraordinario también es anómalo, no solemos confundir con que lo maravilloso lo sea... Son las pequeñas trampas semánticas del vocabulario.

"Hay pacientes cuyos casos son peculiares e inusuales y merecen un trato especial debido precisamente a su excepcionalidad, lo que les convierte en únicos y por desgracia a menudo difícilmente resolubles" 

Si les gusta el arte convendrán en la excepcionalidad de La Gioconda de Leonardo Da Vinci; si les atrae la música clásica, en la IX Sinfonía de Beethoven… y así podríamos seguir por cada una de las manifestaciones artísticas… De igual manera sucedería si buscáramos “lo peor de cada casa”, que calificaríamos como muestras anómalas ¡Creo que se entiende!

Ya les he referido la experiencia del médico tal y como se vive desde el otro lado de la mesa... cuando eres tú quien escucha, analiza, evalúa y concluye, y es el paciente el que cuenta, desmenuza y asimila el diagnóstico. Desde ese prisma se pueden ver las dos acepciones que ya hemos discriminado sobre lo excepcional y, en ambos casos, debemos mostrar la misma empatía y respeto para, en la medida de lo posible, evaluar con perspectiva equilibrada y no condicionados por mecanismos reflejos que sí expresaríamos en nuestra vida particular o personal.

No voy a reiterar ni a reparar en la casuística, entre otras cosas por un factor de discreción, pero sí puedo perfilar a trazo grueso que hay pacientes cuyos casos son peculiares e inusuales y merecen un trato especial debido precisamente a su excepcionalidad, lo que les convierte en únicos y por desgracia a menudo difícilmente resolubles.

"El paciente llega a sentir una gran incomprensión, pues para él su caso es corriente por cuanto convive con ello y lo arrastra cada día, pero para los profesionales de la salud es un caso raro e infrecuente y hay que abordarlo de manera especial"

Nos causan una onda extrañeza que a menudo nos dejan perplejos, pues nunca hemos afrontado casos de ese tipo. El paciente llega a sentir una gran incomprensión, pues para él su caso es corriente por cuanto convive con ello y lo arrastra cada día, pero para los profesionales de la salud es un caso raro e infrecuente y hay que abordarlo de manera especial.

Pero también se dan otros casos que podríamos tildar de admirables, extraordinarios, que se resuelven por mecanismos que no nos podemos explicar. Y en el fondo también son excepcionales.

Es complejo abordar ambas situaciones porque se distribuyen a partes iguales las alegrías y las penas con pacientes aparentemente idénticos que muestran patologías aparentemente similares y en unos casos la excepcionalidad es que no se curen y fallezcan y en otros la excepcionalidad es que salgan adelante y puedan seguir disfrutando sus días de gloria...

Unas veces es la pericia del equipo médico, otras veces el azar de un virus, otras haber llegado a tiempo, otras un accidente inoportuno, unas veces por cuestiones de edad, otras por el deterioro físico acumulado... 

En definitiva, la casuística está plagada de excepciones para bien y para mal... Ahora, lo que todos desearíamos es formar parte única y exclusivamente de las favorables, de las óptimas y de las que se resuelven positivamente en el kayrós o momento oportuno.

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