Hidratarse

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Habrá quien piense que esto es practicar el oportunismo, como quien mienta a Santa Bárbara cuando truena, pero no creo que venga al caso hablarles de turrones ni de mazapanes “con la que está cayendo”.
 

“El cuerpo humano es básicamente agua y necesita reponer a diario tanto como pierda para ese equilibrio hemodinámico que nos hace vivir correctamente”

Ni los más viejos del lugar, expresión que podemos aplicar a cualquier recóndito lugar de nuestro país, recordarán temperaturas como las que estamos viviendo desde hace mes y medio, que nos hacen dudar sobre si realmente vivimos donde lo hacemos o a escasos kilómetros del trópico.

Es normal, porque el mercurio nunca había alcanzado niveles tan elevados, en buena medida por el cambio climático, derivado de la altísima contaminación medioambiental que el humano y sus creaciones han generado.

La capa de ozono, que nos protegía del impacto de los rayos ultravioletas, cada vez se ve más erosionada y el efecto invernadero nos está empezando a condenar a temperaturas ignotas en esta y otras latitudes.

Lo más grave es que nos obliga a medidas extraordinarias que antes parecían imposibles o solo imaginables en excursiones por el Sahara, Atacama o el Néguev, como circular a horas tempranas o últimas del día, remojarnos constantemente y sobre todo hidratarnos por dentro con bebidas y frutas frescas, evitando comidas copiosas.

Esta última recomendación es especial para niños y mayores, los más vulnerables ante los cambios drásticos y si bien parece que al invierno le tenemos cogida la medida (no lo diré muy alto por si dentro de poco vemos osos polares por las grandes ciudades), ante el calor nos confiamos como si no hubiera peligro.
 


Recuerden que podemos aguantar sin comer varias semanas, no hace falta recordar actos de protesta que empleaban esta excusa como moneda de cambio, pero sin beber no se puede aguantar mucho ¿Conocen la regla del 3? En invierno podemos sobrevivir: 3 minutos sin aire, 3 horas sin refugio, 3 días sin agua y 3 semanas sin comida.Es probable que en verano el ratio de la bebida baje un entero o incluso más.

Factores como el calor, la altitud y latitud, el índice de masa corporal, la pérdida o retención de líquidos, la edad, el género, etc., determinan con precisión ese tiempo…pero mejor no probarlo ni como ensayo.

 

 

“Pensemos en agua, en batidos, zumos y helados escasamente dulces, en frutas frescas que nos permitan reequilibrarnos y eludir los golpes de sol que podrán resultar fatales”

El cuerpo humano es básicamente agua y necesita reponer a diario tanto como pierda para ese equilibrio hemodinámico que nos hace vivir correctamente. Nuestros hijos y padres/abuelos tienen más facilidad para perderlos y si no los reponen rápidamente pueden enfrentarse a graves episodios de deshidratación y lo que ello conlleva.

Pensemos en agua, en batidos, zumos y helados escasamente dulces, en frutas frescas que nos permitan reequilibrarnos y eludir los golpes de sol que podrán resultar fatales. Estas fechas coinciden con el descanso estival. Disfrutémoslo hidratados en las mejores condiciones, que no estamos aquí para sufrir ¡Feliz verano con salud!


Alfonso Vidal
Jefe Unidad del Dolor Hospital Quirónsalud Sur de Alcorcón.

 

 

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído