Implosión

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

Permítame una quincena más la travesura de seguir jugando con la polisemia. Las palabras y los dobles sentidos me dan licencia para hacer malabares con la actualidad sin menoscabo del fin saludable pretendido.

Reza ese docto manuscrito que llamamos Diccionario de la Real Academia, compendio semántico de sabiduría, que «implosionar» es la “acción y efecto de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de unacavidad, cuya presión es inferior a la externa”; mientras que en su acepción astronómica dice que es la “disminución brusca del tamaño de un astro”.

"En cuántas crisis sanitarias no hemos asistido a un fenómeno similar cuando no idéntico que por suerte ha terminado implosionando y convirtiendo un suceso de dimensiones hercúleas, que deja no pocos trastornos y efectos colaterales por el camino, en una mera anécdota que se diluye hasta su extinción definitiva"

En cuántas crisis sanitarias no hemos asistido a un fenómeno similar cuando no idéntico que por suerte ha terminado implosionando y convirtiendo un suceso de dimensiones hercúleas, que deja no pocos trastornos y efectos colaterales por el camino, en una mera anécdota que se diluye hasta su extinción definitiva.

Lo vemos cada año con la epidemia de gripe, en cuantito empiezan los fríos, se llenan las boticas de compradores compulsivos de antibióticos, antitusivos, antigripales, y todo lo que lleve el prefijo “anti” por si “cura, sana…culito de rana”. Hasta la fecha nadie ha inventado mejor terapia que el calor y la cama, si bien el mundo empresarial no lo ve de igual manera.

Cierto que conforme bajan las temperaturas aún más, se colapsan esos mismos dispensarios y con ellos las consultas médicas ordinarias y las salas de urgencia, con pacientes veteranos que afrontan los rigores con menos defensas orgánicas ante los evolucionados virus…pero, a pesar de todo, a vuelta de capítulo, según llega el buen tiempo, ese megaproblema implosiona y se desinfla como los globos.

Y qué decir de otros conflictos sanitarios que llenaron portadas y programas de televisión, con mayor o menor…rigor, sensacionalismo, contumacia…, y de los que todos hablaron pese a conocer poco o nada, porque se sentían en la obligación de abordarlos, como fueron los casos del ébola, la meningitis, la encefalopatía espongiforme bovina, el SARS, la gripe aviar, la gripe por virus A(H1N1), el aceite de colza desnaturalizado…

Uno, desde su atalaya de mero observador sin más ánimo que el de retratar las escenas sanitarias cotidianas, apela siempre a la prudencia, a la calma, a la cautela, al abordaje sosegado pero contundente de cuantas crisis se nos echen a la cara, tomando las medidas que sean necesarias

Creo indispensable huir de alarmismos, comunicando adecuadamente siempre y en todo momento, porque la ciudadanía merece ser tratada como lo que es, adulta y consecuente. Solo así se podrán abordar ciertas crisis, desde la unidad y el consenso de los actores implicados, porque cuando la información veraz escasea, emana el rumor.

Fotograma de la película 'Las aventuras del Barón von Münchhausen'
Fotograma del filme 'Las aventuras del Barón von Münchhausen' (1988). 

A menudo asistimos a la ceremonia de la confusión donde intereses creados, que diría don Jacinto Benavente, se anteponen a la resolución de conflictos con celeridad. Ojo, no digo ni sugiero taparlos, sino resolverlos con libertad de acción (poder) y capacidad de ejecución (saber), pero sí dudo de la verdadera voluntad por hacerlo (querer), porque no siempre todos nadan en la misma dirección, ni con la misma intensidad. Secuenciar y fraccionar los problemas permite abordarlos en circunstancias más favorables.

En los últimos meses hemos asistido a una vorágine de sucesos en el orden territorial español que parecían abocarnos inexorablemente a un conflicto fraternal entre iguales, agitado y envenenado intencionadamente para lograr una fisura y quién sabe si algo más, que prefiero ni mentar al recordar dónde y cómo acabaron otros similares.

El zigurat que algunos se empeñaron en erigir con artificios y sofismas por ahora se desmorona, bien es cierto que ha habido 155 poderosas razones, pero nada ni nadie puede asegurar que no vendrán otros a relanzarlo. El armazón y argumento por el momento, ha implosionado al aceptar sus principales arquitectos que su proyectosolo era un castillo de naipes sobre la arena.

A pesar de todo, continuaron la construcción. Esa bola fue creciendo y creciendo sin que nadie frenara sus efectos, hasta construir una especie de astro aislado que nadie quiso reconocer y que aparentemente ha disminuido bruscamente de tamaño, ¡vamos, que ha implosionado!

A menudo asistimos a la ceremonia de la confusión donde intereses creados, que diría don Jacinto Benavente, se anteponen a la resolución de conflictos con celeridad. Ojo, no digo ni sugiero taparlos, sino resolverlos con libertad de acción (poder) y capacidad de ejecución (saber)

Recién recordéla famosa escena de las aventuras de Karl Friedrich Hieronymus, Barón von Münchhausen (1720-1797), héroe de lo imposible, cuando, atrapado en una ciénaga con su fiel caballo, toma la coleta de pelo de su cabeza con sus propias manos y tira hacia arriba para salir del apuro. Surgió así el Síndrome de Munchausen, una alteración en la que el paciente miente de forma patológica y finge con todo tipo de detalle sus dolencias para llamar la atención.

¡Y bien que la han llamado! Pero tras la implosión, viene la calma. Es hora de reconstruir puentes, nexos, vínculos, en definitiva, es el momento de renovar la comunicación con honestidad, realismo, sinceridad, y volver a caminar juntos.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído