Pocas veces, en la historia de la Humanidad, nos hemos enfrentado a una situación tan desafiante como la vivida durante 2020. El SARS-CoV-2 ha sacudido al mundo recordándonos la fragilidad de nuestra especie, obligándonos a recalibrar cualquier plan establecido y priorizando nuestra salud como receta para la prosperidad.
Esta primacía de la salud ha desplazado hacia un segundo plano el desarrollo de las metas de la Agenda 2030 como si hubiéramos olvidado que pertenecemos a algo mucho más grande cuya salud está indisolublemente ligada a la nuestra: la Tierra.
Y en ella es urgente que los compromisos adoptados en los foros internacionales y por compañías que, como Chiesi, han redoblado su apuesta por una economía sostenible, se conviertan en realidad. Apremia, por ejemplo, la necesidad de que se aceleren los planes para alcanzar la neutralidad de carbono. Porque frenar el cambio climático es clave para evitar nuevas pandemias. Así lo entendemos desde Chiesi.
Entre nuestros hitos cabe destacar el reto que adoptamos en septiembre de 2019 de acabar con todas nuestras emisiones de CO2 en el 2035, para ser precisos en el 2030 de todas las emisiones directas y en el 2035 de todas las indirectas
En este acelerado proceso de descarbonización, hemos adoptado un rol de liderazgo dentro del sector farmacéutico. Esta iniciativa, materializada gracias al desarrollo del primer inhalador dosificado presurizado sostenible que reducirá en un 90% la huella de carbono de nuestros inhaladores, nos ha convertido en la primera compañía que garantiza la futura disponibilidad de todo el rango de opciones de tratamiento para los pacientes con asma y con EPOC de una forma sostenible. Entre nuestros hitos también cabe destacar el reto que adoptamos en septiembre de 2019 de acabar con todas nuestras emisiones de CO2 en el 2035, para ser precisos en el 2030 de todas las emisiones directas y en el 2035 de todas las indirectas.
Pero nuestro compromiso va mucho más allá. Nuestra compañía lleva en su ADN el indeleble compromiso de mejorar la calidad de vida de las personas utilizando los negocios como una fuerza para ejercer el bien. Gracias a esta visión hemos evolucionado de un modelo clásico de RSC al modelo de “Valor Compartido”, con el que perseguimos un impacto de valor tanto en la sociedad, en el planeta como en nuestra compañía. Este modelo de negocio incluye desde los medicamentos que producimos y nuestros procesos industriales, hasta la gestión de nuestra cadena de valor y la cultura de valores de la compañía.
Gracias a esta dedicación, en 2019 obtuvimos la certificación B Corp, convirtiéndonos en el mayor grupo farmacéutico reconocido B Corp a nivel global, lo que reforzó nuestro compromiso de medir nuestro impacto social y medioambiental.
Con estas iniciativas, solo queremos dejar constancia de que una respuesta conjunta entre colaboraciones público-privadas para seguir hacia la sostenibilidad es clave para salir más fuertes como sociedad. Porque juntos lo logramos.