Pensar en elefantes

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

George Lakoff, profesor de Lingüística Cognitiva de la Universidad de Berkeley y autor del libro 'No pienses en un elefante', cuando enseña a sus alumnos el estudio del cambio de marco, les muestra un ejercicio que les impele a "no pensar en un elefante, hagan lo que hagan, que no piensen en ese animal". Bien, pues según sus propias conclusiones no ha encontrado todavía un estudiante capaz de hacerlo, pues toda palabra, en este caso elefante, evoca un contexto, como un circo, con un cuadrúpedo paquidermo de tamaño descomunal, de grandes orejas colgantes y larga trompa. Cuando negamos un contexto, en el fondo lo estamos evocando.

Estos últimos tiempos han sido caldo de cultivo para que algunos desaprensivos hayan abierto el debate y cuestionado la necesidad y eficacia de las vacunas. Pero el colmo se ha alcanzado más recientemente cuando otros entusiastas de las pseudociencias sugieren la negación del cáncer como fórmula para superarlo, como si al mirar para otro lado se fomentase su erradicación.

"Otros entusiastas de las pseudociencias sugieren la negación del cáncer como fórmula para superarlo, como si al mirar para otro lado se fomentase su erradicación"

Bien, pues su gozo en su pozo, porque según la teoría con que arrancábamos, no hacen sino generar dudas a la ciudadanía, que busca mejorar su salud y alejarse de la enfermedad.

Desaprensivos ha habido, hay y ojalá desaparezcan, como los grandes saurios, tras un cataclismo, pero no seré yo quien niegue esa realidad para no darme de bruces con ella, pues la picaresca parece consustancial a ciertas naturalezas humanas, y con mayor propensión en ciertas latitudes, algunas no muy lejanas a la nuestra, pero esa es otra historia. Lo que en esta ocasión quería abordar es la cerrazón de ciertas conjeturas que convendría no perder de vista.

Médicos y pacientes convivimos a diario con la enfermedad, desde diferentes grados de afectación, como es obvio, quizá con idéntica o parecida perspectiva, si bien para el paciente la mayor preocupación sea exclusivamente su salud perdida, mientras que el profesional sanitario tiene como materia de trabajo las diferentes patologías con decenas, centenares e incluso miles de pacientes. Pero, en ambos casos, son conocedores de una misma realidad, pero desde diferentes contextos.

Opinión Alfonso Vidal interior

Siempre he sido partícipe de ejercer la medicina basada en la evidencia y no mentir, ni siquiera por conmiseración, ni lástima, ni pena, ni pudor, pues la persona doliente merece conocer "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad", como dicen en los tribunales americanos de las películas, para así poder obrar en consecuencia. Todo lo que no sea eso, es un fraude.

Cuando ciertas "estrellas mediáticas" introducen los pies en según qué charcos hasta el corvejón, debemos echarnos las manos a la cabeza y rogar que no busquen suplantarnos a quienes nos dedicamos profesionalmente a la salud, generando falsas expectativas. Si el charlista es buen comunicador puede hacer confundir el medio con el mensaje. Este es un reto profesional, incorporar la pericias y habilidades comunicativas, pero dotándolas de un contenido basado en la evidencia.

La ciencia médica siempre llega hasta sus límites conocidos en el momento de prestar el servicio. Ni la magia ni la santería forman parte de nuestros presupuestos ni de nuestras herramientas. Por tanto, si alguien espera ritos, trucos, sortilegios, se ha equivocado de terapeuta, aunque, por su propio bien, no les induciría jamás a comprobar su eficiencia, hasta la fecha, nunca demostrada. La medicina no solo es la única opción, también es la mejor, a pesar de los errores.

"La medicina no solo es la única opción, también es la mejor, a pesar de los errores"

Contemplo de buen grado terapias procedentes de medicinas tradicionales, como la acupuntura, la fitoterapia y otras, que pueden ser complementos, ¡ojo, repito para susceptibles!, son buenos complementos, no sustitutivos ni reemplazantes, sino complementarios, aunque deben conocerse, para valorar su compatibilidad y eficacia, pues también pueden tener sus riesgos.

Inducir a un paciente a que niegue la virtud de las vacunas o a omitir los trastornos de una enfermedad terminal como si fuera una mera invención de nuestra imaginación, solo es patrimonio de insensatos e ignorantes. Así que ya saben, si les niegan que hay elefantes…¡corran, corran cuanto puedan, porque amenaza estampida!

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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