Salud sostenible

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

“La salud física no es solo una de las más importantes claves para un cuerpo saludable, es el fundamento de la actividad intelectual creativa y dinámica”. Esta cita está atribuida al defenestrado expresidente estadounidense John F. Kennedy.

En verdad uno trata en su consulta de garantizar la primera y fomentar la segunda con estos artículos. Y sobre ello les invito a reflexionar con esta entrega.

Según el DRAE la salud es el “estado en que un ser u organismo vivo no tiene ninguna lesión ni padece ninguna enfermedad y ejerce con normalidad todas sus funciones”, mientras que sostenible se refiere a la “compatibilidad de cualquier situación con los recursos de que dispone una región, una sociedad, etc”.

Como es natural, la intención es que este concepto abarque al mayor número de seres posibles, es decir, hablaríamos de Salud Pública, que es la disciplina encargada de la protección, acomodación y sustentación filosófica y mejora de la salud de la población humana y cuyo objetivo es mejorar la salud, así como el control y la erradicación de las enfermedades.

Es una utopía creer en una salud plena en cualquier región del mundo

Obviamente es una utopía creer en una salud plena en cualquier región del mundo, pues son infinitas las variables que condicionan esa situación edénica y onírica de perfección absoluta, pero bien es verdad que hay situaciones más proclives en regiones con mayores prestaciones, largos periodos de paz, y favorables condiciones políticas, económicas, sociales, etc.

Estos últimos podrían responder al modelo del Estado de Bienestar Social (EBS) donde se da esa idílica sostenibilidad entre la situación del país, su población y recursos. Cuando se vive de esa manera se disfrutan muchas comodidades que otros estados más precarios envidian (por no haber tenido nunca), o añoran (por haberla gozado y luego perdido).

El modelo de Salud Pública es propio de estados avanzados, pero, dentro de éstos, sobre todo ha sido la bandera que han esgrimido especialmente las socialdemocracias europeas, implantando el EBS, un modelo de confort que beneficiara al máximo posible de usuarios. Durante unas décadas, los sectores liberales lo mantuvieron, pero por desgracia, el desmoronamiento de la primera ha favorecido el avance de otras opciones privatizadoras, anteponiendo el mercado puro y neto a la colectividad.

Entre los imprevistos cabe mentar la crisis económica, porque, a pesar de ser un fenómeno cíclico, no se puede concretar la amplitud de onda de los ciclos, por tanto, es imposible prever al 100% su llegada, como haría un meteorólogo con una borrasca, amén de que las interpretaciones son libres y donde unos anticipan chubascos, otros solo ven nubes y claros.

Menos imprevisible es la esperanza de vida (libre de discapacidad o dependencia) o expectativa media de la cantidad de años que vive una determinada población absoluta o total en un cierto período. Este saldo ha ido “in crescendo” gracias precisamente a las buenas condiciones de vida de los ancianos, que viven más años con mejor calidad de vida, prolongándose ésta por encima de las perspectivas con que se calcularon los recursos sanitarios.

Si la edad laboral se extendía por un periodo aproximado de 45 años y con una cierta calidad y continuidad de los empleos, y un periodo de jubilación que rondaba los 10-15 años…hemos pasado a una etapa en que la edad laboral  de los actuales trabajadores se ha recortado por la crisis, mermando los recursos propios gracias a la precariedad laboral y a la discontinuidad, lo que reduce muy sensiblemente los recursos disponibles, amén de que se ha ampliado el periodo de jubilación, casi duplicándose. Así las cuentas no salen.

La situación demanda una nueva fase de aclimatación y sostenibilidad

Tradicionalmente ha sido este sector quien más ha demandado los servicios sanitarios y hasta ahora los recursos daban suficiente, pero con el comienzo de la crisis en 2007, la situación se ha vuelto harto complicada para mantener los niveles de comodidad y sostenibilidad. Difícil equilibrio para quien se ha sacrificado toda su vida trabajando y ve ahora mermados los recursos.

Dicen que es más difícil adaptarse para quien ha gozado de una situación acomodada a una mucho más incómoda, que al revés. Es más que probable que esta situación sea irreversible y convenga implementar nuevas e ingeniosas medidas para no dejar a nadie fuera, ni a jubilados de muy avanzada edad ni a jóvenes precarios.

Que no llegue un día en que veamos a nuestros amigos, vecinos o familiares defenestrados por no poder garantizarles unos mínimos estándares de dignidad en lo que a salud se refiere y eso solo lo puede avalar el Estado, por dignidad, por ética, por compromiso.

La evolución humana es el resultado de encadenados mecanismos adaptativos. La situación demanda una nueva fase de aclimatación y sostenibilidad. Tal vez la conciliación de los intereses de los colectivos citados pueda aportar nuevas perspectivas.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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