¿Son eficaces los confinamientos?

Jesús Sánchez Martos
Catedrático de Educación para la Salud Universidad Complutense de Madrid

La evidencia científica ha demostrado que los confinamientos son eficaces. Los 3 meses que estuvimos los españoles cumpliendo un confinamiento total, como consecuencia del “estado de alarma”, sirvieron sin duda alguna para disminuir el contagio y la transmisión comunitaria, aliviaron la presión asistencial al reducir los nuevos casos y poco a poco fueron disminuyendo las muertes, muchas de ellas incomprensibles, sobre todo las de nuestros mayores. Luego, llego la “desescalada” y los casos fueron aumentando poco a poco hasta ahora, que tenemos que hacer frente a una transmisión comunitaria totalmente descontrolada. ¿Qué falló realmente, el confinamiento o la desescalada?

También la evidencia científica y clínica, hoy nos demuestran que cuando un gobierno toma la decisión de decretar un confinamiento, como el que cumplimos durante 3 meses o el que estamos cumpliendo ahora en distintas ciudades como Madrid, lo debe hacer para “ganar tiempo” y “mejorar todo lo que no funcionó como debería haber funcionado”: mejorar todos los centros de institucionalización del Sistema Sanitario aumentando los recursos materiales (EPIs y pruebas diagnósticas), los recursos humanos contratando rastreadores, médicos, enfermeros, técnicos especialistas en cuidados de enfermería y en análisis clínicos, celadores, informadores y administrativos, tan necesarios para disminuir la burocracia que tanto tiempo quita cada día a los médicos, y que facilitarán que los teléfonos “mecanizados” de los centros de salud, vuelvan a ser atendidos por personas, recuperando la tan necesaria humanización de nuestro sistema sanitario.

"En lugar de analizar los errores cometidos por todos y tratar de buscar soluciones consensuadas por nuestros grandes expertos en salud pública, nuestros políticos siguen enfrascados en sus inaceptables enfrentamientos sin llegar a ningún acuerdo"

Además, deberían aprovechar este tiempo de “colapso de nuestra vida diaria”, para preparar los colegios, universidades, empresas, restaurantes, empresas de ocio nocturno y transporte público, con los filtros adecuados para garantizar una ventilación eficaz, porque hoy ya nadie discute que los “aerosoles” son una de las fuentes principales de contagio.

Pero nada de esto se preparó adecuadamente durante los 3 meses de confinamiento y tampoco se está haciendo ahora, cuando cada día nos decretan nuevas restricciones de la movilidad sin planificar el “después”, que es lo que verdaderamente tenemos que afrontar con eficacia y seguridad.

Sin embargo, en lugar de analizar los errores cometidos por todos y tratar de buscar soluciones consensuadas por nuestros grandes expertos en salud pública, nuestros políticos siguen enfrascados en sus inaceptables enfrentamientos sin llegar a ningún acuerdo, ni en el número de fallecidos, ni en los indicadores epidemiológicos, que son los que deben primar a la hora de tomar decisiones políticas.

"Un confinamiento debe ser una medida extraordinaria ante el fracaso de la prevención y debe servir para 'reorganizar' todo, y estar preparados para la vuelta a esa 'rara normalidad' con la que tendremos que convivir"

Y por si fuera poca la “ceremonia de la confusión” que están alimentando cada día en los diferentes parlamentos, ahora aparece un nuevo “grupo populista y peculiar” de raros científicos, apoyados por otros muchos que están totalmente alejados de la ciencia y la medicina, que firman lo que ha dado en llamarse como la “Declaración de Great Barrignton”, asegurando que los confinamientos no sirven para nada y proponiendo la “Protección Focalizada” que consiste en que “los menos vulnerables se infecten para proteger así a las personas más vulnerables”. Sin ningún fundamento ni evidencia científica, aunque eso sí, cuentan entre sus firmantes y seguidores al “Profesor Bacterio”, que han rescatado de los comics de Mortadelo y Filemón. Un verdadero despropósito de estos “negacionistas” que seguramente raya el “delito penal”, porque debería ser considerado como un verdadero atentando contra la Salud Pública de todos, al contribuir a confundir aún más a la población en todo el mundo.

El Director General de la O.M.S. les recuerda que “la inmunidad de grupo se consigue protegiendo a las personas del Coronavirus y no exponiéndolas a él”; este debería ser el objetivo de todos, de los ciudadanos con nuestra responsabilidad en nuestros hábitos diarios para evitar nuevos contagios, y de los políticos, que deben cambiar sus estrategias y aceptar que un confinamiento siempre será eficaz, si durante ese tiempo se mejoran los recursos necesarios para potenciar la Atención Primaria y la Salud Pública, verdaderos escudos de nuestro Sistema Sanitario. En definitiva, un confinamiento debe ser una medida extraordinaria ante el fracaso de la prevención y debe servir para “reorganizar” todo, y estar preparados para la vuelta a esa “rara normalidad” con la que tendremos que convivir durante más tiempo del deseado.

Y si todos cumplimos con nuestros deberes, ciudadanos y políticos, no tendremos que recurrir al extremo de los confinamientos, que también tienen sus “efectos colaterales” y muy importantes, tanto en nuestra salud y sobre todo en la salud mental, como en la economía del país que está en verdadero estado de shock.

“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo” (Albert Einstein)

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