Vuelven los negacionistas

Alfonso Vidal
Jefe de las Unidades del Dolor de los Hospitales Sur, La Luz y Valle del Henares de Quirónsalud

En la historia de la humanidad siempre han coexistido de manera recalcitrante personas negacionistas, quienes anteponían la fe a la razón, y si bien antaño muchos sufrieron condena por herejía, hoy la razón de la ciencia pone a cada cual en su sitio, dejando en muy mal lugar a quienes sólo se mueven por sus criterios, obviamente subjetivos, por su fe, casi siempre contraria a la razón.

Entraríamos en un debate filosófico de muy largo recorrido, pero no es mi especialidad. Desde los orígenes del ser humano se ha discutido la evolución natural de las especies. Darwin fue un precursor que, de haber vivido unos siglos atrás, habría sido quemado en la hoguera, e incluso en su momento fue menospreciado por las fuentes eclesiales que seguían apostando por el origen teocéntrico

Galileo, que promulgaba una tierra esférica girando alrededor del sol y sufrió no pocos vituperios de quienes, sin conocimiento, juraban y perjuraban que era el sol el que giraba alrededor de la tierra...La navegación iniciada por Colón, seguida por Magallanes, Elcano y Urdaneta pusieron fin al mundo plano (de esto sigue habiendo defensores, no crean).

Hoy nada ni nadie detiene a la Ciencia y los argumentos místicos/religiosos sólo son un vago recuerdo de un pasado en que se perseguía bajo pena de muerte a quienes llevasen la contraria a la Santa Madre Iglesia​

Si analizaramos con detalle la Historia encontraríamos infinidad de casos similares donde la religión se anteponía a la ciencia cuando ésta no era lo suficientemente robusta como para defender, con argumentos irrefutables, su verdad. Cierto es que también hay negacionistas de la fe, pero en ese terreno sólo se entra por la creencia y el culto individual, sin más pruebas que “los textos sagrados”, reinterpretados hasta la saciedad.

Hoy nada ni nadie detiene a la Ciencia y los argumentos místicos/religiosos sólo son un vago recuerdo de un pasado en que se perseguía bajo pena de muerte a quienes llevasen la contraria a la Santa Madre Iglesia. La pérdida de fieles por múltiples motivos tampoco ayuda a su perpetuación.

En los años 60 la carrera espacial promovió los viajes fuera de la Tierra y si bien 600 millones de espectadores en todo el mundo vieron el alunizaje de Neil Armstrong y Edwin F. Aldrin, aún hoy son muchos los que aún siguen negando aquel viaje y consideran que todo fue un montaje publicitario rodado en un estudio de televisión para evitar un posible chasco monumental. Cierto que ha habido postreros intentos, pero no se volvió a pisar la Luna, lo que le dio alas a muchos argumentos contrarios.

Tener bajo control la gripe, viruela, polio, difteria, tosferina por no extenderme, pone en valor real la utilidad de las vacunas. La humanidad no ha vivido muchos fenómenos como la actual pandemia, aunque sí ha habido episodios puntuales en el Siglo XX como la tristemente llamada “Gripe española” y otros fenómenos que se pierden en el Medievo, como la peste o la tuberculosis... Hoy prácticamente erradicados, al menos del primer mundo.

A pesar de todo el progreso, vuelve a resurgir el fenómeno negacionista, considerando que esto ha sido una estrategia para acabar con la humanidad

Pero esta tragedia ha evidenciado la falta de preparación para afrontar problemas globales en un mundo deslocalizado. Los avances científicos y tecnológicos permitían décadas atrás que en un lustro se consiguiese una vacuna, pero el Covid19 ha acelerado por completo el proceso y en un año hemos obtenido varias licencias mundiales para combatirlo en un tiempo récord.

Pues a pesar de todo el progreso, de todas las ciencias, de toda la investigación, vuelve a resurgir el fenómeno negacionista, primero considerando que esto ha sido una estrategia para acabar con la humanidad y luego negando la validez, fiabilidad y eficacia de las vacunas, hasta el punto de llegar a considerarlas un exterminio selectivo.

Todos conocemos algún caso más o menos famoso, más o menos cercano, de personas que se han obcecado en no ponerse la vacuna e incluso negándosela a sus propios hijos, como si esa actitud respondiera a una lógica científica, cuando no es sino el fruto de la insensatez, la irracionalidad y, por qué no decirlo, el miedo a lo desconocido.

Llevo mucho tiempo recordando que medicamentos tradicionales como el ibuprofeno o el paracetamol, incluso años después de su invención, siguen generando efectos secundarios, pero no conozco ningún movimiento contrario a su ingesta, y sin embargo sí hay corrientes, afortunadamente muy aisladas, de personas que niegan las virtudes de una vacuna que, hasta la fecha, tenemos más del 40% de los españoles de manera completa sin estragos tremendistas, más allá de pasajeros dolores de cabeza y con una duración máxima de 24h.

Se han cometido errores muy gruesos por parte de las autoridades supranacionales, nacionales, regionales, locales...en cuanto a la gestión, adquisición y reparto de las vacunas

Ningún colega microbiólogo, epidemiólogo, virólogo, etc., puede garantizar que de aquí a unos cuantos años no surjan efectos adversos, pero en el momento presente, la vacunación es, no solo la mejor, sino la única salvaguarda frente a una devastadora enfermedad que ya se ha cobrado casi 4 millones de víctimas en todo el planeta.

Apelar a razones espurias, inconcretas, incluso falsas, sobre las vacunas solamente demuestra el miedo de quienes las rechazan, que ponen en riesgo la llamada inmunidad de rebaño por interrumpir un proceso que debería ser completo. Por no remarcar el derroche de caudales públicos en un producto de caducidad limitada si no se inyectan en un plazo dado.

Pus ni siquiera en estas me siento autorizado a imponer a nadie la inoculación de estas vacunas, pero no voy a dejar de señalar su obstinación y escasa conciencia social. Se han cometido errores muy gruesos por parte de las autoridades supranacionales, nacionales, regionales, locales...en cuanto a la gestión, adquisición y reparto de las vacunas, pero una vez que el proceso se ha puesto en marcha no cabe otra respuesta que la aceptación expresa. Como decía un meme que leí esta tarde “no desaprovechéis lo que muchos que ya han muerto por esta causa no podrán disfrutar”.

Decía el Enrique V de Shakespeare, en los momentos previos a la batalla de San Crispín, que “aquellos que no compartan nuestro camino, no disfrutarán de nuestra gloria”. Pues eso. Y luego que cada palo aguante su vela.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído