La alimentación rica en ácido linoleico puede disminuir el paro cardíaco por fibrilación ventricular

El estudio se ha desarrollado conjuntamente entre el Hospital Germans Trias, el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIMHospital del Mar) y el CIBER de enfermedades cardiovascular

investigadores del Hospital Germans Trias, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y del CIBER de enfermedades cardiovasculares  (Foto: Cataluña)
investigadores del Hospital Germans Trias, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y del CIBER de enfermedades cardiovasculares (Foto: Cataluña)
CS
28 abril 2022 | 14:35 h
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Un equipo de investigadores del Hospital Germans Trias, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar) y del CIBER de enfermedades cardiovasculares (CIBERCV) ha demostrado que el consumo regular de alimentos ricos en ácido linoleico puede ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar un paro cardíaco por fibrilación ventricular durante la fase aguda de un infarto.

Los resultados del estudio se publican en la revista Scientific Reports. Para llegar a estas conclusiones, se han cuantificado los niveles de una serie de grasas procedentes de la dieta en la sangre de pacientes en el momento de ingresar por infarto. Concretamente, se han estudiado muestras de 58 pacientes que sufrieron fibrilación ventricular primaria en los dos primeros días de estancia en el hospital, y se compararon con las muestras de 116 pacientes, también infartados y de características similares, pero que no presentaron fibrilación ventricular.

Los investigadores observaron que el riesgo de sufrir fibrilación ventricular era menor en aquellos pacientes que tenían niveles altos de ácido linoleico en sangre. Para Teresa Oliveras, cardióloga de Germans Trias y co-investigadora principal del estudio, la relevancia de este hallazgo es que “aporta evidencia sobre un factor modificable de estilo de vida, el dietético", que se relaciona con una potencial reducción de la muerte súbita arrítmica en contexto de isquemia aguda.

 "Incorporar alimentos ricos en ácido linoleico (como frutos secos y aceites de semillas) en la dieta de los pacientes con riesgo cardiovascular parece una estrategia integradora para mejorar su pronóstico si sufren un infarto

"Por tanto, incorporar alimentos ricos en ácido linoleico (como frutos secos y aceites de semillas) en la dieta de los pacientes con riesgo cardiovascular parece una estrategia integradora para mejorar su pronóstico si sufren un infarto”, señala. Los ácidos grasos poliinsaturados incluyen mayoritariamente los omega-3 y los omega-6. Los efectos beneficiosos para el corazón de los omega-3 son largamente conocidos, mientras que son más recientes los estudios y evidencias que concluyen los beneficios que aportan los ácidos omega-6.

Para Aleix Sala, responsable de la línea de determinación de ácidos grasos en sangre en IMIM, “el poder mirar a los niveles en sangre nos da información a dos niveles". Primero, ayuda a saber con exactitud el consumo de ciertos tipos de grasa durante las semanas antes de obtener la muestra de sangre. Segundo, indica lo protegidas que están las células del corazón para afrontar los daños que un infarto pueda causar.

Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte en los países occidentales, y su complicación más grave es la muerte súbita cardíaca, de la que el infarto agudo de miocardio es el principal responsable. La gran mayoría de los infartos se presentan con dolor opresivo en el pecho, pero en algunos pacientes se manifiestan directamente en forma de paro cardíaco, causado fundamentalmente por una fibrilación ventricular, una arritmia potencialmente mortal y responsable de la mayor parte de las muertes súbitas cardíacas pre hospitalarias.

Aunque su incidencia real se desconoce, se calcula que entre un 5 y un 10% de los pacientes atendidos por un infarto presentan fibrilación ventricular durante las primeras 48 horas desde el inicio de los síntomas (la llamada 'fibrilación ventricular primaria') y sólo puede ser revertida con un único tratamiento eficaz: con desfibrilación eléctrica. Durante las últimas décadas, con los avances terapéuticos y la consolidación de las redes de repercusión, la mortalidad por el infarto ha disminuido notablemente, hasta el actual 5-7%. Sin embargo, la fibrilación ventricular primaria se ha mantenido estable, probablemente porque en la mayoría de casos se presenta antes de llegar al hospital: por eso, sigue siendo la complicación más grave de la fase aguda de un infarto y representa un factor de mal pronóstico a corto plazo.

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