La Asociación Gallega de Medicina Familiar y Comunitaria se posiciona sobre la ley de eutanasia

''Hablar de eutanasia tanto desde un rechazo absoluto como desde una adhesión inquebrantable no tiene ningún sentido'', señalan.

Paciente hospitalizado (Foto. Pixabay)
Paciente hospitalizado (Foto. Pixabay)
CS
23 diciembre 2020 | 13:15 h

Ante las manifestaciones expresadas por organizaciones colegiales y profesionales, la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec) quiere hacer pública su opinión sobre la nueva ley de eutanasia.

''No queremos caer en la misma estrategia que rehusamos: hablar de eutanasia tanto desde un rechazo absoluto como desde una adhesión inquebrantable no tiene ningún sentido. Temas tan sensibles y emocionales que tienen que ver con nuestros valores y creencias más íntimos, no son para pontificar, cada uno tendrá su respetable opinión y no debemos creernos en posesión de la verdad'', señalan.

''Pero algo que sí debemos aclarar, porque nos incumbe profesionalmente, es la delimitación y diferencia entre los cuidados paliativos, que debemos siempre procurar ante una enfermedad terminal sin expectativa terapéutica, y el espinoso tema de la eutanasia, que no tiene que darse necesariamente en un enfermo terminal o con un sufrimiento insoportable. Se trata de una decisión de acabar con una vida que no se desea continuar, por una situación personal meditada, dura e insoportable'', explican.

''Hablar de eutanasia tanto desde un rechazo absoluto como desde una adhesión inquebrantable no tiene ningún sentido'', señalan

Asimismo, añaden que ''nos gusta definirnos como comprometidos con las personas, que es un deseo y compromiso fácil de entender y menos sujeto a variaciones que la defensa de la vida, como concepto más etéreo. ¿Cómo, si no entendemos la desconexión de un soporte mecánico en una UCI de una vida sin ningún tipo de viabilidad? ¿Cómo, de la misma manera, se critica sin ningún tipo de resquemor el encarnizamiento terapéutico? Es este compromiso con las personas el que nos lleva a defender las decisiones duras que puede tomar una persona para tratar de acabar con una vida que no quiere continuar''.

''Debemos aceptar esa situación y expresar nuestra solidaridad y comprensión ante el dolor de una decisión sentida, madurada e irreversible. Sin paternalismo, sin infantilizar ni considerar frívola una cuestión tan difícil. De la misma forma, nuestra comprensión y solidaridad con aquel médico cuyo compromiso con las personas le lleva a asumir una ayuda profesional para hacer ese tránsito más llevadero y humano. Despenalizar significa no añadir más pena a algo que ya comporta la suficiente carga de dolor. Apostamos más por la empatía, la solidaridad y la comprensión, emociones con las que nos sentimos más cómodos en este difícil debate'', concluyen.

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