Describen un mecanismo celular asociado al daño pulmonar causado por la ventilación mecánica

Un estudio del CIBERES revela que las células pulmonares reaccionan al estiramiento derivado de la presión durante la ventilación mecánica con cambios en su núcleo. Más de un 40% de los pacientes ingresados en una UCI reciben ventrilación mecánica.

Grupo del CIBERES coordinado por Guillermo Albaiceta del Grupo de Investigación Traslacional del Paciente Crítico
Grupo del CIBERES coordinado por Guillermo Albaiceta del Grupo de Investigación Traslacional del Paciente Crítico
CS
30 agosto 2018 | 11:41 h
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Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) han identificado un mecanismo asociado al daño pulmonar causado por la ventilación mecánica por el cual las células pulmonares reaccionan al estiramiento con cambios en la estructura de su núcleo celular. El bloqueo farmacológico de esta respuesta permite evitar gran parte del daño causado por esta técnica de soporte de la función respiratoria.

Los resultados de este trabajo del CIBERES, desarrollado desde elGrupo de Investigación Traslacional en el Paciente Crítico afiliado al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), al Hospital Universitario Central de Asturias, a la Universidad de Oviedo y el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA), han sido publicados en la revista ScienceTranslational Medicine.

Más de un 40% de los pacientes ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos reciben ventilación mecánica, una técnica de soporte que permite mantener la función respiratoria en los pacientes que son incapaces de hacerlo por sí mismos.

A pesar de que su uso es esencial en los pacientes críticos o en aquellos sometidos a cirugía mayor, la aplicación en los pulmones de presiones y volúmenes elevados durante la ventilación mecánica puede lesionar el tejido y empeorar el pronóstico del paciente.

El trabajo publicado describe cómo las células pulmonares responden al estiramiento con una serie de modificaciones que aumentan la rigidez su membrana nuclear. Esta envoltura nuclear interacciona con el material genético subyacente y desencadena cambios en la expresión génica que favorecen la muerte celular y el daño pulmonar.

El bloqueo farmacológico de esta respuesta permite evitar gran parte del daño causado por esta técnica de soporte de la función respiratoria que necesitan cuatro de cada diez pacientes ingresados en la UCI

La relevancia de este mecanismo en humanos se demostró en muestras de pacientes sometidos a ventilación mecánica. Sin embargo, los investigadores hallaron que los animales carentes de la proteína Zmpste24, responsable de la maduración de la Lamina-A, un componente esencial de la envoltura nuclear, son resistentes al daño pulmonar por estiramiento, ya que en ellos no se activa este mecanismo, resultando en una menor tasa de muerte celular y daño del tejido. El mismo resultado se obtuvo tratando animales con inhibidores de proteasas, una tipo de fármacos capaz de interferir con este proceso de maduración de la Lamina-A.

“Estos hallazgos abren la puerta al tratamiento específico con fármacos para evitar la lesión pulmonar en los pacientes sometidos a ventilación mecánica, especialmente si ésta es necesaria por periodos de tiempo prolongados o con presiones elevadas”, explica Guillermo Albaiceta, investigador que lidera este equipo. Más aún, los autores destacan que “esta estrategia de tratamiento, al actuar directamente sobre la detección del estímulo mecánico en las células, un proceso llamado mecanotransducción, no interfiere con otros procesos básicos como la respuesta inflamatoria o la capacidad de reparar el tejido dañado”.

El trabajo ha sido realizado, entre otros, por Inés López-Alonso y Guillermo M. Albaiceta, primera y último firmante respectivamente del artículo, y ambos pertenecientes al CIBERES y al Grupo de Investigación Traslacional del Paciente Crítico. También se ha contado con colaboraciones de investigadores del Hospital Charité, de Berlín (Alemania) y del Hospital St Michaels de Toronto (Canadá).

Asimismo, el trabajo de investigación ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (Acción Estratégica en Salud, cofinanciada con fondos FEDER) y el gobierno del Principado de Asturias (ayudas GRUPIN-2014).

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