El ciclismo, el running y el fútbol, entre los deportes con mayor riesgo de muerte súbita

Algunas enfermedades cardiovasculares genéticas, como las miocardiopatías (enfermedades del músculo cardiaco) y las canalopatías (alteraciones eléctricas del corazón), conllevan mayor riesgo de arritmias malignas.

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CS
17 febrero 2020 | 15:00 h

De la muerte súbita en pacientes jóvenes, especialmente en deportistas, se hablará extensamente en eCardio20, el congreso online de cardiología más importante del mundo en habla hispana organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que celebra su cuarta edición desde este lunes y hasta el próximo viernes 21 de febrero con emisiones en directo desde la Casa del Corazón.

Algunas enfermedades cardiovasculares como las miocardiopatías (aquellas que afectan al músculo cardiaco) o las canalopatías (alteraciones eléctricas del corazón) conllevan un mayor riesgo de aparición de arritmias ventriculares (malignas) y de muerte súbita. “Tanto las miocardiopatías como las canalopatías son enfermedades genéticas y en pacientes por debajo de 30 años son la primera causa de muerte súbita en el deporte”, explica la Dra. Esther Zorio, cardióloga de la Unidad de Cardiopatías Familiares y Muerte Súbita del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia y miembro de la SEC. 

La cardióloga aclara que, por encima de los 30 años, “la cardiopatía isquémica, es decir, la enfermedad coronaria que se manifiesta fundamentalmente como un infarto agudo de miocardio o una angina de pecho, se sitúa como la primera causa de muerte súbita asociada al deporte”.

El deporte de gran intensidad puededesencadenar arritmias e incrementar el riesgo de muerte súbita

Y es que, el deporte puededesencadenar arritmias e incrementar el riesgo de muerte súbita si se padece alguna de las patologías mencionadas. Aun así, la incidencia de muerte súbita en el deporte es rara, ocurriendo en solo uno o dos casos por cada 100.000 deportistas al año.

“Se sabe que es la intensidad del deporte la que determina el riesgo de muerte súbita”, explica la Dra. Zorio. Los deportes con más demanda energética como el ciclismo, el running o el fútbol se encuentran entre los deportes que presentan más riesgo de muerte súbita en pacientes con miocardiopatías o canalopatías. Por el contrario, los deportes menos asociados a muerte súbita son aquellos con baja carga estática y dinámica: el golf, el yoga o el críquet, por ejemplo.

La cardióloga asegura que “el riesgo es similar tanto si hablamos dedeporte competitivo como recreacional”, por lo que las recomendaciones son las mismas.

¿QUÉ DICEN LAS GUÍAS?

Las recomendaciones de las guías de práctica clínica han ido variando desde una visión más paternalista a una más holísitica o global. “Hay que mantener los aspectos positivos del deporte pero evitando a su vez que ocurran muertes súbitas asociadas a la práctica deportiva”, destaca la experta.

En este sentido es muy importante la comunicación con el deportista, su familia y entrenador. Tienen que quedar claros los riesgos y beneficios en cada caso concreto sin olvidar que el riesgo cero no existe.

A la hora de practicar deporte es importante hacerlo en un ambiente seguro, es decir, evitar situaciones de riesgo añadidas como caídas, deshidratación, u olvidos en la toma de la medicación entre otros, no superar la barrera del 60-80% de la frecuencia máxima cardiaca y contar en el entorno con personal formado en técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) y un desfibrilador (DESA).

MIOCARDIOPATÍA ARRITMOGÉNICA Y DEPORTE

La Dra. Begoña Benito, cardióloga de la Sección de Arritmias del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, analizará la situación actual de la miocardiopatía arritmogénica, un tipo de miocardiopatía que, sin ser la más frecuente, sí puede ser causa importante de muerte súbita en el deporte

“En su modalidad más típica, esta enfermedad se produce por mutaciones en los discos intercalares, es decir, en las estructuras que unen unas células con otras. Esto conlleva que se pierda la arquitectura normal del músculo cardiaco llegando a aparecer fibrosis o depósitos grasos preferencialmente en el ventrículo derecho”, explica la Dra. Benito. Ese tejido anormal es la fuente de arritmias.

Entre los 20 y los 40 años, la enfermedad puede manifestarse en forma de arritmias malignas, especialmente durante la práctica deportiva. “Esta etapa es peligrosa porque hablamos de pacientes jóvenes que, en muchas ocasiones, no son conscientes de que tienen esta cardiopatía de base y en los que el deporte supone un riesgo para presentar arritmias graves”. A partir de los 50-60 años, si la enfermedad ha progresado, además de las arritmias puede producirse insuficiencia cardiaca por una pérdida más extensa del tejido cardiaco normal.

Practicar deporte acelera la progresión de la enfermedad, de forma que se favorece la evolución a la fase de insuficiencia cardiaca”

La miocardiopatía arritmogénica no es fácil de diagnosticar porque la presentación entre pacientes es muy heterogénea. Para su diagnóstico se utiliza una escala que incluye diversos criterios (ecocardiograma, resonancia magnética, holter, antecedentes de la familia o biopsia del tejido). De todos ellos, la resonancia es la prueba que más información aporta hoy en día permitiendo  detectar además formas de afectación del ventrículo izquierdo, que no son las más típicas. “El diagnóstico de esta enfermedad sigue siendo clínico. El estudio genético, positivo en el 50% de los casos aproximadamente, es una herramienta útil especialmente para el estudio de familiares y, en ocasiones, para determinar la agresividad de la enfermedad. También puede servir para confirmar el diagnóstico definitivo de casos límite según los criterios clínicos”, destaca la cardióloga.

En relación al deporte, “la práctica de ejercicio en sujetos con esta enfermedad puede favorecer que se desencadenen arritmias malignas y muerte súbita, sobre todo si es intenso y prolongado”. Pero también, prosigue la experta, “practicar deporte acelera la progresión de la enfermedad, de forma que se favorece la evolución a la fase de insuficiencia cardiaca”. Por ello, una vez confirmado el diagnóstico en un individuo, se desaconseja la práctica deportiva.

Cabe remarcar que un estudio reciente ha demostrado que caminar 2,5 horasa la semana a ritmo bajo-moderado (recomendación para la población general establecida por las Sociedades Europea y Americana de Cardiología) no parece empeorar el pronóstico, por lo que posiblemente los pacientes con miocardiopatía arritmogénica, podrían acogerse a esta recomendación global, aunque se necesita más información al respecto.

CANALOPATÍAS FAMILIARES

La Dra. Larraitz Gaztañaga, médico adjunto de la Unidad de Arritmias del Hospital Universitario de Basurto, revisará en eCardio20 las alteraciones en el electrocardiograma que producen las canalopatías, teniendo en cuenta que “algunas de las entidades que conforman este grupo presentan electrocardiogramas normales”. Por eso, para desenmascararlas “utilizamos test de provocación, que son fundamentalmente la prueba de esfuerzo y el test farmacológico dependiendo del tipo de canalopatía”.

Respecto a la indicación de un DAI (desfibrilador automático implantable) en este grupo de enfermedades, la cardióloga recuerda que su implante “está indicado sobre todo en pacientes que ya han tenido una parada cardiaca”.

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