¿Cómo afecta el noctambulismo a la salud?

Investigadores señalan que las personas noctámbulas tienen más riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedad cardíaca que las madrugadoras

Mujer despierta a altas horas de la noche (Foto. Freepik)
Mujer despierta a altas horas de la noche (Foto. Freepik)
20 septiembre 2022 | 12:40 h

“Se estima que el 20% de la población es matutina, otro 20% vespertina y el 60% restante, intermedia, es decir, los que se encuentran en el centro de los dos polos”, explicaba el profesor Juan Manuel Antúnez a la Universidad de Málaga por la publicación en 2020 en 'PLOS ONE' de un estudio sobre el impacto de acostarse tarde para la salud. Este estudio demostró que las personas vespertinas se sienten más fatigadas que las más diurnas, es decir las que madruga. Ahora, un estudio publicado en 'Experimental Physiology', ha señalado que los patrones de actividad y ciclos de sueño podrían influir en el riesgo de padecer distintas enfermedades. 

Los investigadores han descubierto que quienes se quedan despiertos hasta más tarde tienen una menor capacidad para utilizar las grasas como fuente de energía, lo que significa que éstas pueden acumularse en el cuerpo y aumentar el riesgo de diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Las diferencias metabólicas están relacionadas con la capacidad de cada grupo de utilizar la insulina para promover la captación de glucosa por las células para su almacenamiento y uso energético. Las personas que son "madrugadoras" (individuos que prefieren ser activos por la mañana) dependen más de la grasa como fuente de energía y son más activas durante el día con niveles más altos de aptitud aeróbica que los "noctámbulos". Por otro lado, los "búhos nocturnos" (personas que prefieren ser activas a última hora del día y de la noche) utilizan menos grasa como fuente de energía durante el descanso y el ejercicio.

Los investigadores de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) clasificaron a los participantes en dos grupos (madrugadores y noctámbulos) en función de su "cronotipo", es decir, nuestra propensión natural a buscar la actividad y el sueño a distintas horas. Utilizaron imágenes avanzadas para evaluar la masa y la composición corporal, así como la sensibilidad a la insulina y muestras de aliento para medir el metabolismo de las grasas y los carbohidratos.

Los investigadores descubrieron que los madrugadores utilizan más grasa como fuente de energía, tanto en reposo como durante el ejercicio, que los noctámbulos

Los participantes fueron monitorizados durante una semana para evaluar sus patrones de actividad a lo largo del día. Siguieron una dieta controlada en calorías y nutrición y tuvieron que ayunar durante la noche para minimizar el impacto de la dieta en los resultados. Para estudiar la preferencia por el combustible, se les sometió a una prueba en reposo antes de completar dos sesiones de ejercicio de 15 minutos: una de intensidad moderada y otra de intensidad alta en una cinta de correr. Los niveles de aptitud aeróbica se comprobaron mediante un reto de inclinación en el que la inclinación se elevaba un 2,5% cada dos minutos hasta que el participante llegaba a un punto de agotamiento.

Los investigadores descubrieron que los madrugadores utilizan más grasa como fuente de energía, tanto en reposo como durante el ejercicio, que los noctámbulos. Los madrugadores también eran más sensibles a la insulina. Los noctámbulos, en cambio, son resistentes a la insulina, lo que significa que su cuerpo necesita más insulina para reducir los niveles de glucosa en sangre, y que su organismo prefiere los hidratos de carbono como fuente de energía a las grasas.

La capacidad alterada de este grupo para responder a la insulina para favorecer el uso de combustible puede ser perjudicial, ya que indica un mayor riesgo de diabetes de tipo 2 y/o de enfermedades cardíacas. La causa de este cambio en la preferencia metabólica entre los pájaros tempranos y los noctámbulos es aún desconocida y requiere más investigación.

El autor principal, el profesor Steven Malin, de la Universidad de Rutgers, ha explicado que "las diferencias en el metabolismo de las grasas entre los madrugadores y los noctámbulos demuestran que el ritmo circadiano de nuestro cuerpo (ciclo de vigilia/sueño) podría afectar a la forma en que nuestro organismo utiliza la insulina. Una capacidad de respuesta a la hormona de la insulina sensible o alterada tiene importantes implicaciones para nuestra salud". "Esta observación hace avanzar nuestra comprensión de cómo los ritmos circadianos de nuestro cuerpo afectan a nuestra salud", añade. Dado que el cronotipo parece influir en nuestro metabolismo y en la acción de las hormonas, señala "sugerimos que el cronotipo podría utilizarse como factor para predecir el riesgo de enfermedad de un individuo".

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