Cómo combatir la bronquiolitis en niños

Los especialistas estiman que cerca de un 70% de los recién nacidos sufrirá, durante su primer año de vida, un proceso de bronquiolitis o bronquitis vírica desencadenado por el virus respiratorio sincitial.

JUANJO CARRILLO CÓRDOBA
23 mayo 2017 | 14:30 h
Cómo combatir la bronquiolitis en niños
Cómo combatir la bronquiolitis en niños

Según datos publicados por la Sociedad Española de Neonatología (SEN), cada año se producen en torno a 25.000 consultas de urgencias y 15.000 hospitalizaciones de niños y bebés a causa de los brotes por virus respiratorio sincitial (VRS), en esencia, de septiembre a abril. En esta línea, los especialistas estiman que cerca de un 70% de los recién nacidos sufrirá, durante su primer año de vida, un proceso de bronquiolitis o bronquitis vírica desencadenado por el VRS.

El virus se extiende a los bronquios y bronquiolos, lo que origina irritación y estrechamiento de estas vías respiratorias

Los pacientes que experimentan más riesgos ante este virus son los bebés prematuros, los niños nacidos con cardiopatías y los recién nacidos con enfermedad pulmonar crónica. Con el objetivo de prevenir y actuar de manera eficaz frente a este molesto proceso que afecta a los pequeños de la casa, aquí tienes una serie de recomendaciones y pautas para ponerle freno a esta infección.

¿QUÉ ES LA BRONQUIOLITIS?

Se conoce como bronquiolitis o bronquitis vírica a la enfermedad infecciosa propia de lactantes y niños menores de 2 años que afecta al tracto respiratorio en su conjunto, pero fundamentalmente a las vías de paso de aire más pequeñas del pulmón, es decir, los bronquios y bronquiolos.

Los pequeños de la casa adquieren esta infección cuando entran en contacto con otras personas que la padecen. De forma general, se contagian de otros niños en entornos comunes, como guarderías o escuelas infantiles; de hermanos mayores e incluso de otros miembros de la familia en los que la enfermedad se manifiesta como un catarro común. Así, el virus se extiende cuando la persona infectada estornuda o tose, expulsando las secreciones que contienen el virus, y estas entran en contacto con el niño de manera directa o indirecta.

SÍNTOMAS DE LA INFECCIÓN

Un catarro, la congestión nasal o el aumento de la temperatura corporal, que desencadena un proceso febril, son los síntomas tempranos de la enfermedad. El virus se extiende a los bronquios y bronquiolos, lo que origina irritación y estrechamiento de estas vías respiratorias. La consecuencia es que el niño tosa y emita un pitido, denominado sibilancia, cuando respira. Así mismo, el joven paciente respira más deprisa y con un mayor grado de dificultad.

Según los plazos comunes, estos pitidos remiten o mejoran notablemente en un periodo que va de los tres a los siete días, mientras que la obstrucción de las fosas nasales suele durar más jornadas y la tos persistirá hasta pasadas una o dos semanas. Es muy frecuente que después de padecer un episodio de bronquiolitis, sobre todo si el niño ha precisado hospitalización, sus resfriados venideros posean síntomas similares a los de la bronquiolitis inicial, es decir, tos, dificultad para respirar y pitidos en el pecho.

TRATAMIENTO EFICAZ

Entre las pautas que recomiendan los expertos, nos encontramos con la administración de líquidos de forma regular y en pequeñas tomas con el objetivo de mantener una buena hidratación, la elevación de la cabecera de la cuna para permitir al bebé respirar mejor o el hecho de evitar el uso de medicinas que supriman la tos, ya que este mecanismo de defensa ayuda a limpiar las vías aéreas.

Según los plazos comunes, la sibilancia remite o mejora notablemente en un periodo que va de los tres a los siete días

Junto a ello y con el objetivo de que los más pequeños efectúen de forma adecuada funciones vitales como respirar, comer o dormir, es determinante realizar una correcta limpieza nasal. Uno de los mejores hábitos para lograr esta higiene es el uso diario de spray de microdifusión de solución de agua de mar. Por ejemplo, la utilización del producto Sterimar Bebé mantiene la óptima humedad de las fosas nasales, ayuda a respirar mejor y permite que el niño no padezca las molestas consecuencias de la congestión.

Los expertos recomiendan que se utilice también un aspirador nasal para eliminar el exceso de moco de las cavidades de los niños. Lo idóneo es que esta limpieza se realice antes de las tomas, con lo que se logra que el pequeño se alimente sin problemas; o antes de dormir, lo que permitirá que el recién nacido descanse y evite las molestias.


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