Unos síntomas que, según explica la neuropediatra del Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles Cristina Cordero Castro, “deben producir disfunción en las distintas áreas de desarrollo del mismo (generalmente en la esfera académica, familiar y/o social que son los ámbitos en los que suelen desarrollarse la vida de nuestros pequeños) y no suele diagnosticarse antes de los 6 años por ser difícil de distinguir de la naturaleza normal de los niños más pequeños”.
Respecto al tratamiento que deben recibir los pacientes, es fundamental que se traten todas las áreas, tanto el abordaje psicopedagógico y psicológico, como el tratamiento farmacológicocuando estas medidas no sean suficientes. “Habitualmente basándonos en estos tres pilares y con mucho esfuerzo de los adultos que trabajamos con ellos, los síntomas mejoran considerablemente y el funcionamiento del niño en casa y en el colegio pasa a evolucionar favorablemente”, sostiene la neuropediatra.
Pero en verano, los problemas pueden incrementarse. Por ello, con el objetivo de que tanto los pacientes como sus familiares puedan disfrutar del periodo estival, la doctora Cristina Cordero nos proporciona las siguientes recomendaciones.
En primer lugar, hay que mantener las rutinas diarias dentro del ocio, organizando su tiempo libre con las actividades que le resulten interesantes. Asimismo, tampoco hay que olvidar entrenarlo mediante normas directas y explícitas para saber reaccionar en situaciones potencialmente peligrosas que puedan surgir de su inatención (como por ejemplo, saber a quién recurrir si se pierden en la playa, saberse el número de teléfono de los padres o llevarlo apuntado).
Hay que tratar de evitar"reñirle por todo"
Por otra parte, la neuropediatra aconseja seguir trabajando sus dificultades de planificación y cumplimiento de normas de una forma lúdica. Es decir, pueden tener pequeñas responsabilidades como, por ejemplo, ayudar en la cocina con una receta. En este aspecto, también se recomienda aprovechar el verano para reforzar y desarrollar esa actividad en la que destacan.Por último, aunque el verano es una época maravillosa para disfrutar de los hijos, las horas de convivencia aumentan y los roces también. Por ello, hay que tratar de evitar“reñirle por todo”. Es muy importante distinguir lo que se considera “mala conducta” de lo que es inquietud motriz, que no siempre pueden controlar. Aunque como norma general, la doctora señala mantener la medicación, ya que hay que entender que ayuda a funcionar en todos los ámbitos de la vida.