Estos son los costes económicos y sociales de la enfermedad meningocócica frente a la no vacunación

Las secuelas, como sordera y amputaciones principalmente, determinan la importante carga de la enfermedad en la unidad familiar, además de los costes de prótesis y rehabilitaciones.

Bebé recibiendo una vacuna (Foto. Freepik)
Bebé recibiendo una vacuna (Foto. Freepik)

Las vacunas se erigen como uno de los grandes aliados de la salud pública a la hora de combatir las enfermedades prevenibles y su papel ha quedado demostrado ante enfermedades como la meningitis. A lo largo de las últimas cuatro décadas se ha producido un importante desarrollo e implantación de vacunas contra prácticamente todos los tipos de meningitis que tienen incidencia en Europa Occidental.

Tal y como informan desde la Asociación Española contra la Meningitis (AEM) en España, se implantó en los años 80 en calendario la vacuna contra el Haemophilus Influenzae tipo B (HiB). La grave onda epidémica de 1999-2000 provocó la inclusión en calendario en 2000 de la vacuna frente al meningococo de serogrupo C, y en cuanto al neumococo, tras estar disponible en farmacias durante unos cuantos años, finalmente en 2014 se llegó al acuerdo de implantar la vacuna en calendario de todas las comunidades autónomas.

EL IMPORTANTE RETO DE LA VACUNACIÓN

A pesar de los avances logrados todavía tenemos que hacer frente a importantes retos. Hablamos del meningococo frente al serogrupo B que, actualmente, es el responsable de la mayoría de casos de meningitis que se producen en nuestro país y sobre el que no se ha llegado a un consenso suficiente para su inclusión en el calendario vacunal nacional.

La falta de cobertura en términos de vacunas ante esta enfermedad se traduce en importantes costes tanto desde el aspecto económico como desde las secuelas que la enfermedad provoca en muchos pacientes que limitan no solo su vida sino también las de sus familias. Cierto es que no existe mucha literatura a la hora de analizar este tipo de costes, pero encontramos una reciente investigación que arroja significativos datos. Se trata de un estudio pionero en España promovido y financiado por primera vez en nuestro país por una asociación de pacientes como la AEM. Este ha sido desarrollada por el Instituto de Investigación Sanitaria IDIVAL junto con el Grupo de Investigación en Economía Pública y Salud de la Universidad de Cantabria para la AEM.

Los brotes de enfermedad meningocócica tienen un fuerte impacto en términos de salud y carga asociada a dicha familia en toda unidad familiar afectada. Partiendo de este punto, el estudio afirma que la carga económica potencialmente elevada de la enfermedad (se profundizará más adelante a lo largo de estas líneas), sumado a la carga física, psicológica y social hacen evidente la necesidad de una mayor intervención de la que existe actualmente.

La carga económica potencialmente elevada de la enfermedad, sumado a la carga física, psicológica y social hacen evidente la necesidad de una mayor intervención de la que existe actualmente

Del estudio se desprende que entre los cuidadores informales se observa un perfil muy claro: mujer, de 39 años de media, ascendiente del paciente y que en el momento de contraer este la enfermedad, más del 45% estaba trabajando (actualmente el porcentaje desciende al 14%). En estos momentos la mayoría de los pacientes afectados se encontraría estudiando y/o trabajando. Unas conclusiones extraídas de los cuestionarios realizados como base de la referida investigación (la encuesta se realizó entre el 1 de septiembre y 7 de octubre de 2020) que indican, además, que las horas semanales dedicadas al cuidado de los pacientes se sitúa alrededor de las 20.

Un dato llamativo es el hecho de que el 36,19% de los encuestados declaran que la enfermedad padecida corresponde al serogrupo B, cuya vacuna no se encuentra actualmente incluida en el calendario nacional de vacunación del Ministerio de Sanidad a pesar de la evidencia científica que la respalda, así como las experiencias positivas con la misma en países de nuestro entorno como son Portugal o Reino Unido. Preocupa el hecho de que las respuestas ofrecidas a través de estos cuestionarios sobre la vacunación son bastante bajas y el 70% no ha respondido a esta pregunta. Además, algo más del 10% de personas que se vacunaron desconocen el tipo de serogrupo al que protegía la vacuna inoculada.

Los supervivientes de la enfermedad tienen que enfrentarse en muchos casos a importantes secuelas, tanto físicas como psicológicas, que limitan su vida. El 55% de los participantes en el estudio afirman que han sufrido algún tipo de secuela importante, destacando las amputaciones. Problemas derivados de la enfermedad meningocócia que condicionan negativamente su desarrollo en términos laborales dificultando, en muchos casos, su correcta inserción en el mercado laboral.

Los supervivientes de la enfermedad tienen que enfrentarse en muchos casos a importantes secuelas, tanto físicas como psicológicas, que limitan su vida. El 55% de los participantes en el estudio afirman que han sufrido algún tipo de secuela importante, destacando las amputaciones

Resaltar también como secuelas significativas de la enfermedad déficit motor, pérdida auditiva bilateral grave, migraña crónica, epilepsia o convulsiones o ansiedad, entre otras. Es necesario destacar también las secuelas relativas a los fallecimientos como consecuencia de la enfermedad, primando en este sentido secuelas personales tales como depresión y bajas laborales. Los investigadores han observado además que alrededor del 60% de la muestra de pacientes afectados por la enfermedad precisa de apoyo afectivo y personal.

COSTE ECONÓMICO DE LA ENFERMEDAD

Si ponemos el foco en los costes económicos de la enfermedad esta puede suponer de media 11.050 euros anuales. Una cifra que puede elevarse hasta los 921.901,50 euros si se tiene en consideración toda la vida del paciente en caso de que la enfermedad le haya afectado desde una etapa temprana en la infancia. Los responsables del estudio especifican en el mismo sobre el aspecto del coste económico para la unidad familiar que se centran, fundamentalmente, en los costes de prótesis y rehabilitaciones, así como el gasto en transporte y cuidados personales.

Cierto es que el análisis de los costes de la enfermedad debe efectuarse en función de los distintos grados evolutivos de esta, pero tal y como recalcan los autores de la investigación, “el coste directo de la enfermedad avanza a medida que esta lo hace, tanto para el sistema sanitario como para los propios pacientes y familiares”.

 “El coste directo de la enfermedad avanza a medida que esta lo hace, tanto para el sistema sanitario como para los propios pacientes y familiares”

De esta forma y de acuerdo a los datos recogidos en el estudio sobre el que versan estas líneas vemos que una unidad familiar puede tener que destinar de media anual entre 600 y 7.2000 euros para persona cuidador del hogar; entre 150 y 800 euros en medicina privada; entre 6.000 y hasta 12.000 euros en rehabilitación; 2.184 euros en reeducación psicopedagógica; entre 900 y 1.500 euros en psicólogos; entre 1.000 y 3.000 euros en fisioterapeutas o terapias físicas o 1.080 euros en medicamentos que no están cubiertos por el Sistema Nacional de Salud (SNS).

En términos de prótesis vemos que el gasto anual en audífonos asciende a 4.000 euros mientras que el abanico del coste de siliconas y prótesis oscila entre los 4.000 y los 10.000 euros anuales. El estudio contempla un apartado denominado “otros gastos en prótesis” que puede suponer un coste económico anual para la unidad familiar de entre 5.500 y 200.000 euros. Cabe señalar además otros gastos anuales estimados en base a los costes revelados por los participantes en el estudio como 600 euros en gafas especiales; entre 600 y 15.000 euros en transporte o entre 2.000 y 5.000 euros en cuidado de personal.

Se establecen unos costes mensuales medios de entre 300 y 700 euros que, en determinados casos, aumentan a medida que el paciente crece y necesita la atención de otros especialistas como psicopedagogos o logopedas entre otros. Las cifras de costes anuales referidas responden a un amplio abanico que radica en la probablemente alta casuística asociada en cuanto a secuelas derivadas de lo que es la propia enfermedad y desde la edad concreta en la que el paciente comenzó a padecerla. Atendiendo a estos criterios y en base a lo expuesto se obtienen las cantidades indicadas al inicio de este artículo de 11.050 euros anuales (valor ponderado del umbral de entre 600 y 24.700 euros) que pueden incrementarse hasta los 921.901,50 euros si consideramos toda la vida del paciente. Esta es la cifra que supone la enfermedad meningocócica en términos de carga sanitaria y social derivada de las secuencias a largo plazo que provoca.

“En resumen, a la vista de los resultados obtenidos en este proyecto pionero, destaca la necesidad en el estudio de considerar la carga de la enfermedad meningocócica, el conocimiento de las secuelas y la importancia de la información sobre vacunación de cara al diseño de políticas públicas sanitarias óptimas y un abordaje ideal de la enfermedad, circunstancias que podrían analizarse en el futuro mediante otro tipo de análisis. Así, uno sería el relativo al retorno social de la inversión (SROI, Social Return of Investment, por sus siglas en inglés) y otro Análisis de Decisión Multicriterio (ADMC) que serviría para, más allá de la lógica del criterio del coste de oportunidad, tener en cuenta las preferencias de los distintos agentes sociales implicados en la toma de decisiones acerca de la enfermedad meningocócica”, concluye la investigación.

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