Hasta un 80% de los deportistas que mueren repentinamente no tenían síntomas ni antecedentes

El estudio publicado en 'European Journal of Preventive Cardiology', muestra la necesidad de realizar pruebas cada cierto tiempo para prevenir la muerte súbita.

Deporte (Foto: Freepik)
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17 junio 2022 | 11:55 h
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Un nuevo estudio revela que hasta el 80% de los deportistas que mueren repentinamente no tenían síntomas ni antecedentesfamiliares de enfermedades cardíacas, según publican sus autores en el European Journal of Preventive Cardiology, una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). Ante ello, publican recomendaciones sobre cómo utilizar las pruebas genéticas para prevenir la muerte súbita cardíaca en los atletas y permitir un ejercicio seguro.

"Las pruebas genéticas para detectar variantes potencialmente letales son más accesibles que nunca y este documento se centra en qué deportistas deben hacerse las pruebas y cuándo. Los deportistas deben ser asesorados sobre los posibles resultados antes de someterse a las pruebas genéticas, ya que podrían significar la exclusión o la restricción del juego", explica el autor, el doctor Michael Papadakis, de la Universidad St George de Londres (Reino Unido).

En la mayoría de los casos, la evaluación clínica dictará la necesidad de una terapia preventiva, como un desfibrilador, y el asesoramiento sobre el ejercicio y la participación en deportes de competición. "Aunque se detecte una anomalía genética, las recomendaciones sobre el tratamiento y la vuelta al juego suelen depender de la gravedad de la enfermedad desde el punto de vista clínico. ¿Causa síntomas como desmayos? ¿Es el corazón excesivamente débil o grueso? ¿Se observan muchas irregularidades del ritmo cardíaco (arritmias) y empeoran durante el ejercicio? Si la respuesta es afirmativa a cualquiera de estas preguntas, es probable que el juego se vea limitado de alguna manera".

"Los atletas asintomáticos considerados de bajo riesgo pueden participar potencialmente en deportes de competición tras una discusión informada con su médico. A otros con mayor riesgo se les puede restringir el ejercicio de intensidad moderada"

Un ejemplo es una afección hereditaria que puede causar la muerte súbita del corazón en los atletas, denominada miocardiopatía hipertrófica (MCH), en la que el músculo del corazón es anormalmente grueso. "Antes éramos muy conservadores, pero ahora nuestro consejo es más liberal. Los atletas con MCH deben someterse a una evaluación clínica exhaustiva para valorar su riesgo de muerte súbita y, a continuación, se les debe ofrecer una prescripción de ejercicio".

"Las pruebas genéticas en esta enfermedad no afectan al tratamiento en la mayoría de los casos. Los atletas asintomáticos considerados de bajo riesgo pueden participar potencialmente en deportes de competición tras una discusión informada con su médico. A otros con mayor riesgo se les puede restringir el ejercicio de intensidad moderada. La prescripción de ejercicio debe ser lo más específica posible y describir con qué frecuencia, durante cuánto tiempo, a qué intensidad y qué ejercicio o deporte es seguro", añade.

En algunos casos, sin embargo, las pruebas genéticas pueden dictar la gestión, precisa. Un ejemplo es el síndrome de QT largo (SQTL), que es un fallo eléctrico heredado del corazón. La identificación de los distintos subtipos genéticos (LQT 1-3) puede informar sobre el riesgo de arritmias, identificar los posibles desencadenantes que deben evitarse y ayudar a orientar las terapias médicas y a planificar los consejos de ejercicio.

"Por ejemplo, la inmersión repentina en agua fría tiene más probabilidades de provocar arritmias potencialmente mortales en el LQT tipo 1 que en los tipos 2 o 3, por lo que hay que tener más cuidado con los nadadores que tienen el subtipo genético de tipo 1 que con los corredores", señala Papadakis.

La única situación en la que las pruebas genéticas por sí solas pueden dar lugar a la exclusión del juego es una afección del músculo cardíaco denominada miocardiopatía arritmogénica (ARVC). "Incluso si un atleta no tiene pruebas clínicas de la enfermedad pero tiene el gen de la afección, debe abstenerse de hacer deporte de alta intensidad y de competición. Esto se debe a que los estudios muestran que las personas con el gen que hacen ejercicio a alto nivel tienden a desarrollar la enfermedad antes en la vida y tienden a desarrollar una enfermedad más grave que puede causar una arritmia potencialmente mortal durante el deporte".

"El asesoramiento posterior a la prueba es fundamental, dadas las posibles implicaciones psicosociales, financieras y de salud mental, sobre todo si el deportista queda excluido del juego"

Por ello, recomienda que debe realizarse un asesoramiento genético previo a la prueba para discutir las implicaciones para los atletas y su familia. Como ejemplo, la madre de un atleta es diagnosticada clínicamente con ARVC y tiene el gen causal, el atleta es entonces examinado y todas las pruebas clínicas son normales. El atleta tiene dos opciones, o bien seguimiento clínico, probablemente anual, para comprobar si hay signos de la enfermedad o realizarse pruebas genéticas.

"El atleta debe saber que si la prueba es positiva puede significar el fin de su carrera, aunque no haya evidencia clínica de la enfermedad. Por otra parte, si se rechaza la prueba genética la enfermedad puede empeorar. El asesoramiento posterior a la prueba es fundamental, dadas las posibles implicaciones psicosociales, financieras y de salud mental, sobre todo si el deportista queda excluido del juego".

En el caso de los niños deportistas, puede ser necesario el asesoramiento genético en un centro pediátrico experto con la asistencia de un especialista en salud mental infantil. "El impacto psicológico de un resultado positivo en una prueba genética puede ser importante para el niño, especialmente si esto lleva a la exclusión deportiva incluso en ausencia de enfermedad clínica, como en el caso de la ARVC", señala.

En los niños con un diagnóstico clínico de una enfermedad hereditaria, las pruebas genéticas pueden confirmar el diagnóstico y, en algunos casos, ayudar a predecir el riesgo de muerte súbita durante la práctica deportiva. Por ejemplo, tener el gen de un fallo eléctrico del corazón llamado taquicardia ventricular polimórfica catecolaminérgica (TVPC) puede llevar a aconsejar terapias preventivas, como los betabloqueantes, y dictar decisiones sobre el ejercicio.

"Esto es importante, ya que la TVPC predispone a las arritmias durante el ejercicio y puede causar la muerte súbita a una edad muy temprana. Por el contrario, el momento de realizar las pruebas genéticas en niños con antecedentes familiares de MCH es controvertido, ya que en ausencia de signos clínicos rara vez causa muerte súbita en la infancia", concluye Papadakis.

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