La incidencia de cáncer de cuello de útero disminuye en España en las últimas décadas

Tras la cirugía, la radioterapia, braquiterapia y quimioterapia suelen ser los tratamientos empleados para hacer frente al cáncer de cuello uterino. Es importante realizar pruebas periódicas para prevenir su desarrollo.

La incidencia del cáncer de cérvix ha disminuido en España en las últimas seis décadas. Así lo demuestran las cifras registradas, que arrojan que cada año se detectan alrededor de 2.100 nuevos casos, lo que representa el 3,3% de los tumores femeninos, por detrás de los tumores de mama, colorrectales, estómago, cuerpo de útero, ovario y hematológicos, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

Actualmente la incidencia en España es muy baja, con un descenso importante desde 1960, debido principalmente a la concienciación de la población de realizarse pruebas periódicas de prevención. La edad media de diagnóstico son los 48 años, casi la mitad de los casos se diagnostica antes de los 35 años y solo el 10% en mayores de 65 años.

El factor de riesgo más importante en el desarrollo del cáncer del cuello de útero es la presencia del Virus del Papiloma Humano (VPH)

El cáncer de cérvix, también denominado cáncer de cuello uterino o cáncer cervical, se produce cuando las células tumorales, con capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, están ubicadas en el cuello de útero.

El doctor Vladimir Suárez, oncólogo radioterápico de GenesisCare, destaca los síntomas más habituales de este tipo de tumor, se caracteriza porque las lesiones precancerosas del cérvix, así como las fases más tempranas del cáncer, generalmente, no causan ningún síntoma. En las fases más avanzadas, la hemorragia vaginal anormal, que aparece entre reglas o tras las relaciones sexuales, suele ser uno de los síntomas más habituales, así como el dolor o las molestias durante las relaciones sexuales, que pueden ser indicativos de la existencia de problemas que deben ser consultados con un médico especialista”.

El factor de riesgo más importante que se ha relacionado con el desarrollo del cáncer de cuello uterino es la presencia del Virus del Papiloma Humano (VPH), asimismo, el inicio de las relaciones sexuales a edad temprana, haber tenido muchas parejas sexuales, antecedentes de otras enfermedades de transmisión sexual, alta paridad (más de 4 o 5 hijos), tabaquismo, o la inmunosupresión también pueden suponer factores de riesgo en desarrollo de esta enfermedad.

LA PREVENCIÓN ES EL MEJOR TRATAMIENTO

La prevención cobra especial importancia a la hora de evitar el desarrollo de este tipo de tumor. La vacuna contra el VPH es la mejor forma de prevención, tanto en niños como niñas, y la edad más indicada es entre los 11 y 12 años. Además, hay que acudir a las revisiones periódicas en el ginecólogo, puesto que el cáncer de cérvix se detecta de manera muy temprana con pruebas sencillas como la citología u otra similar recomendada por el ginecólogo, ya que, de este modo, se puede localizar el tumor o una alteración de cérvix que suponga una lesión premaligna.

La vacuna contra el VPH es la mejor forma de prevención, tanto en niños como en niñas

“Con una citología anual, u otra prueba similar, es posible detectar lesiones premalignas en el cérvix antes de que estas progresen a cáncer, previniendo el desarrollo de la enfermedad y, por tanto, contribuyendo a la disminución de su incidencia", destaca el doctor Suárez.

Los tumores producidos por este tipo de cáncer son susceptibles a tratamientos curativos como la cirugía en los casos en los que se detecta de manera temprana. Sin embargo,cuando el cáncer ha evolucionado a estadios más avanzados, se puede tratar a través de la radioterapia, braquiterapia y quimioterapia.

La braquiterapia es una técnica usada principalmente para el cáncer ginecológico y de próstata, y destaca por mejorar los resultados y por acortar los tiempos en el tratamiento. La principal ventaja de este sistema es su efectividad en un tiempo más reducido, puesto que permite dar una dosis muy alta de radiación, en una región muy limitada del organismo, sin que el tejido sano circundante resulte dañado.

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