La vida después de un ictus: “Hay que luchar y seguir adelante, se puede”

María Fernández tiene 75 años y hace 15 meses sufrió un accidente cerebrovascular. Ahora, pese a caminar con una muleta y perder la movilidad de una de sus manos, intenta hacer una vida normal.

María Fernández, paciente que ha sufrido un ictus (Foto. ConSalud.es)
María Fernández, paciente que ha sufrido un ictus (Foto. ConSalud.es)
Marisol Díaz
28 octubre 2019 | 00:00 h

Era un día como otro cualquiera cuando María se disponía a ir a la peluquería, “me levanté de la cama, quería ponerme guapa pero de camino al baño noté que no podía andar. Como pude, agarrándome a la pared, conseguí llegar al salón”, cuenta esta mujer de 75 años en una entrevista a ConSalud.es. “Quise escribir un mensaje a mis hijas, pero no pude”, continúa, “tenía la boca completamente torcida”.

María estaba sufriendo un ictus, pero ella no lo sabía. “No fui consciente. Gracias a que llegaron mis hijas a casa y llamaron una ambulancia para que lo cogiesen a tiempo”. El ictus o accidente cerebrovascular es un trastorno frecuente entre los adultos, producido cuando alguno de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro se rompe o se ve taponado, ante lo cual el cerebro deja de recibir el flujo de oxígeno que necesita y altera la función cerebral.

Según los expertos, un tercio de las personas que sufren un ictus vivirá con algún tipo de discapacidad

Detectar sus síntomas y actuar con rapidez puede salvar vidas y reducir sus consecuencias. Además, las primeras 4,5 horas después de un ictus son claves, “estando en el hospital me volvió a repetir, pero ya estaba en buenas manos”, apunta María al recordar el episodio que sufrió hace 15 meses.

Tras sufrir un accidente cerebrovascular, nadie sale ileso. Según los expertos, un tercio de las personas afectadas vivirá con algún tipo de discapacidad. En el caso de María, las secuelas se han visto reducidas a una muleta, ejercicios de rehabilitación y vistas al reumatólogo y logopeda, “estuve dos meses en una silla de rueda, sin caminar y sin mover la mano derecha”. Ahora, tras días de esfuerzo y constancia, esta paciente intenta hacer una vida normal, “me propuse coser a máquina y con mucho trabajo estoy recuperando movilidad. También acudo al logopeda, pero yo hablo bien, se me entiende perfectamente”.

“QUERER ES PODER”

Con el objetivo de ayudar y compartir su experiencia con persona que han pasado por lo mismo, María acude a Avece, una asociación creada para asesorar y dar respuesta a las inquietudes de los afectados por Ictus, “hacemos reuniones o talleres, recientemente hemos estado haciendo uno de arteterapía”.

Como a ella, en España el ictus afecta a alrededor de 120.000 personas al año. Guerreros anónimos a los que María recomienda luchar: “Querer es poder, y así es. Tras sufrir un ictus hay que animarse y pelear por estar bien, se puede”.

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