El Instituto Carlos III recibirá una contribución superior a 1,5 millones de euros
En el proyecto participan más de un centenar instituciones europeas pertenecientes a 26 países y su fin último pasa por contribuir a la mejora de la salud y el bienestar de la población generando conocimiento acerca de la exposición de los ciudadanos a los contaminantes químicos y sus posibles efectos sobre la salud. Esta información resulta esencial para poder desarrollar e implementar políticas eficaces de cara a la protección pública. El Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III lidera la participación española, en la que también están representados, entre otros, el Instituto de Salud Global Barcelona, la Escuela Andaluza de Salud Pública y la Universidad de Granada. España recibirá 2,3 millones de euros de cofinanciación europea; de los cuales se estima que el Instituto Carlos III reciba una contribución superior a 1,5 millones de euros, un 3%del total de financiación aprobada.
BIOMONITORIZACIÓN EN HUMANOS
La biomonitorización en humanos está definida como la estimación de la exposición a sustancias químicas presentes en el medio ambiente a través de la medida directa de dichas sustancias o de sus derivados en muestras biológicas como sangre, orina y pelo. Los estudios de Monitorización Biológica Humana proporcionan una herramienta muy útil en salud pública para conocer la exposición a contaminantes ambientales de la población general.
La implantación de la gasolina sin plomo es un ejemplo de aplicación de la biomonitorización humana
Además, permiten identificar y eliminar posibles fuentes de exposición, estudiar relaciones entre contaminantes y efectos en la salud, identificar grupos de personas vulnerables a determinados contaminantes y fijar prioridades en investigación sobre medioambiente. La biomonitorización también se utiliza como base para el desarrollo de leyes encaminadas a la reducción de la contaminación por productos químicos. Un ejemplo es la introducción de la gasolina sin plomo: desde su implantación se ha demostrado una reducción importante de los niveles de plomo en sangre de la población. Teniendo en cuenta que está probado cómo la inhalación de plomo puede dañar el sistema nervioso. Al disminuir los niveles de gasolina con esta sustancia, el riesgo de daño al sistema nervioso resulta menor.
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