“En la población pediátrica las enfermedades prevenibles mediante vacunación ahora están bien controladas debido a las altas coberturas vacunales que se manejan en este grupo de población, sin embargo, un número mucho mayor de casos de algunas de estas enfermedades infecciosas se producen en las personas mayores, sobre todo por el envejecimiento de la población, ya que cada vez hay mayor número de población senior”, señala la pediatra de la Unidad Infantil de Cuidados Intensivos y del Departamento de Fisiopatología y Trasplante del Hospital Mayor Policlínico de Milán, Susanna Esposito. “Es importante entender que las vacunas no son sólo para los niños y que la vacunación también debe ser considerada como un componente clave de la prevención rutinaria para preservar la salud de nuestros mayores”, concluye esta especialista.
VACUNAS RECOMENDADAS EN LA EDAD ADULTA
Las vacunas recomendadas en Europa para las personas mayores, sobre todo para la población de 65 años o más, están dirigidas, no sólo a proteger a este grupo poblacional contra enfermedades como la gripe, el neumococo, la tosferina o el herpes zóster, sino que también tienen en cuenta su mayor vulnerabilidad debido a la disminución natural del sistema inmune con la edad, la llamada inmunosenescencia.
“En las personas mayores, estas enfermedades (gripe, neumococo o herpes zóster) pueden tener peores consecuencias que en las personas jóvenes. En algunos casos pueden traer consigo una serie de efectos que disminuyan el estado funcional de la persona afectada”, declara el geriatra especialista en medicina interna y en enfermedades infecciosas y tropicales en el Hospital A. Michallon de Grenoble de Francia, Gaetan Gavazzi. Por lo tanto, “estas enfermedades en personas mayores pueden ser el comienzo de la pérdida de su autonomía, a pesar de que podrían evitarse mediante la vacunación”, agrega.
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