Más allá de los negacionistas: principales excusas utilizadas por los que aún no se han vacunado

Entre las principales excusas que la población elegible para la vacunación contra la Covid-19 alega para no vacunarse destacan el miedo a los efectos secundarios y posibles problemas de fertilidad.

Viales de la vacuna frente al Covid 19 (Foto: JCCM)
Viales de la vacuna frente al Covid 19 (Foto: JCCM)
Ángel Luis Jiménez
25 noviembre 2021 | 00:00 h

España se sitúa entre los 15 países con mayor porcentaje de población completamente vacunada contra la Covid-19, de acuerdo con los datos de Our World in Data. A pesar de que nuestra sociedad es una de las más concienciadas sobre los beneficios de la vacunación frente al virus, todavía nos encontramos con un 10% de la población diana (aquella que es elegible para la inmunización según la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19) sin vacunar (alrededor de 4,2 millones de españoles).

Tanto el Ministerio de Sanidad como las comunidades autónomas encuentran ante este grupo numerosas incógnitas. Cierto es que el porcentaje de no vacunados en España es significativamente menor que las cifras reportadas por otros países europeos, pero ahora que la población elegible para la inmunización comienza a tocar techo (a la espera de que la Agencia Europea del Medicamento dé luz verde a la vacunación de los menores de 12 años), conseguir que estos poco más de cuatro millones de personas se vacunen se erige como una tarea fundamental.

Podemos encontrar algunos posibles motivos en el Barómetro del CIS del mes de noviembre. Según este, solo un 4,8% de los encuestados afirma no haberse vacunado contra la Covid-19. De estos, el 57,8% asegura que no se vacunará en ningún momento, alegando que no se fían de las vacunas (28,3%).

A esta razón se suman otras como el temor a que los sueros supongan problemas para la salud o provoquen efectos secundarios (17,1%), consideran que las vacunas aprobadas no son eficaces (10,1%), las vacunas contra la Covid-19 no ofrecen garantías (9%), alergias, enfermedades u otros tratamientos (4,6%), no considerar necesaria la vacunación (4,2%), haber superado la Covid-19 (2,8%), falta de información (2,3%), esperar para ver cómo funcionan las vacunas (1,9%) y, por último, negacionistas del virus (1,9%).

Omitiendo a los negacionistas por razones obvias, el resto de razones alegadas pueden ser rebatidas y aclaradas de forma simple y directa por la evidencia científica relativa a las vacunas con la que se cuenta y se sigue generando. A continuación, se ofrecen las respuestas.

 “NO ME FÍO DE LAS VACUNAS”

Las vacunas contra la Covid-19 que han recibido la autorización para la comercialización de emergencia por parte de reguladores como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), se han sometido a rigurosos y estrictos ensayos clínicos en los que han participado decenas de miles de voluntarios en todo el mundo. Unos ensayos que se han desarrollado tras los óptimos resultados obtenidos en las pruebas iniciales con animales (pre-clínicos).

Antes de ser autorizadas han sido sometidas a un minucioso escrutinio por parte de los reguladores que continúan efectuando una labor de vigilancia una vez se iniciaron las campañas de vacunación y que se mantendrá, al menos, durante los próximos dos años

Los fabricantes han explicado hasta la saciedad que no se han acortado plazos y las vacunas son seguras y eficaces. Antes de ser autorizadas han sido sometidas a un minucioso escrutinio por parte de los reguladores que continúan efectuando una labor de vigilancia una vez se iniciaron las campañas de vacunación y que se mantendrá, al menos, durante los próximos dos años.

La reducción de los plazos en su desarrollo no responde a la supresión de fases en los ensayos sino a un aumento de la inversión que permite acelerar su producción, por ejemplo. De forma tradicional un candidato a vacuna completa los ensayos clínicos y es en ese momento en el que se inicia el un periodo de entre cinco y seis años que podemos denominar como de “desarrollo industrial”. 

Se suman otros elementos vitales como el gran número de voluntarios y la utilización del proceso de “rolling review”, a través del que las agencias reguladoras han podido analizar y evaluar los datos que se iban obteniendo de forma paralela a los ensayos.

De acuerdo con lo expresado, se responde también a otros dos argumentos utilizados por los no vacunados: las vacunas sí cuentan con garantías y la falta de información detrás de la que se escudan es una excusa vacua ya que toda la información relativa a los sueros es accesible.

“LAS VACUNAS PROVOCAN EFECTOS SECUNDARIOS”

La Organización Mundial de la Salud, la FDA o la EMA entre otros agentes, recogen información no solo sobre los efectos secundarios de las vacunas identificados en los ensayos clínicos, sino también aquellos que se han desarrollado una vez se iniciaron las campañas de vacunación masiva. No podemos olvidar que estamos asistiendo a uno de los esfuerzos en materia de farmacovigilancia más importantes de la historia.

Entre los principales efectos secundarios leves registrados destacan el dolor e hinchazón en la zona en la que se inoculó la vacunafiebredolor de cabezadolores muscularesescalofríoscansancionáuseas diarrea.

Entre los principales efectos secundarios leves registrados destacan el dolor e hinchazón en la zona en la que se inoculó la vacuna, fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, escalofríos, cansancio, náuseas o diarrea

Entre los efectos secundarios graves se han identificado algunos casos raros de trombosis asociados a sueros como AstraZeneca o Janssen, o miocarditis y pericarditis en vacunas de ARNm como Pfizer o Moderna. Recalcar que se trata de casos muy raros por lo que las autoridades sanitarias y organismos reguladores insisten en que los beneficios de la vacunación contra la Covid-19 superan los riesgos conocidos y potenciales.

“LAS VACUNAS NO SON EFICACES”

Las vacunas contra la Covid-19 no son esterilizantes, es decir, no evitan la infección. Pero los resultados obtenidos en los ensayos clínicos, reforzados e incluso incrementados en algunos casos en su desempeño en el mundo real, indican que los sueros son eficaces en la prevención de la enfermedad moderada y/o grave en caso de infección.

Esto se traduce en un importante papel a la hora de reducir las hospitalizaciones e ingresos en UCI (con el consiguiente alivio asistencial a favor del resto de enfermedades) y, por tanto, de la mortalidad.

“TENGO MIEDO A VACUNARME PORQUE SOY ALÉRGICO”

A principios del mes de septiembre la revista JAMA Network Open publicaba los resultados de un estudio centrado en analizar las reacciones alérgicas vinculadas con la inoculación de las vacunas contra la Covid-19.

La mayoría de las reacciones alérgicas que se produjeron en la muestra estudiada encuentran su origen en el hecho de que esas personas eran alérgicas a alguno de los ingredientes empleados para estabilizar los sueros. No se mostraron alergias a los componentes de la vacuna responsables de proporcionar la inmunidad frente al SARS-CoV-2.  Los autores el estudio indican además que las reacciones alérgicas se produjeron a través de una activación indirecta de las vías alérgicas, lo que hace posible que sea mucho más fácil de mitigar que otras reacciones alérgicas.

Los autores de la investigación tranquilizan indicando, en primer lugar, que la proporción de reacciones alérgicas en comparación con el total de vacunados es ínfima. Recalcan que estas reacciones pueden controlarse fácilmente con antihistamínicos, corticosteroides y observación, por lo que muchas personas que han recibido la primera dosis y han experimentado una reacción alérgica, pueden recibir la segunda de forma segura bajo atenta supervisión médica.

 “NO ME VACUNO PORQUE YA HE SUPERADO LA COVID-19”

La evidencia científica recomienda que las personas que han superado la Covid-19 se vacunen con una sola dosis (a excepción de la necesidad de refuerzos que actualmente se están evaluando) transcurridos seis meses desde que finalizó la infección. La inmunidad natural mediada por la infección ofrece protección, pero debe reforzarse con la administración de los sueros (preferiblemente de ARNm), ante la posibilidad de reinfecciones y en un contexto de dominancia de variantes como Delta.

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