Las células T “asesinas” podrían impulsar la inmunidad frente a las nuevas variantes del SARS-CoV-2

Ante el surgimiento de nuevas variantes del coronavirus la comunidad científica investiga nuevas vías más allá de los anticuerpos para obtener una protección duradera contra la Covid-19.

Científica analizando muestras en un microscopio (Foto. Freepik)
Científica analizando muestras en un microscopio (Foto. Freepik)
CS
19 febrero 2021 | 17:45 h
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La preocupación generalizada sobre la posibilidad de que las nuevas variantes del SARS-CoV-2 sean parcialmente resistentes a las defensas ofrecidas por los anticuerpos ha movilizado a la comunidad científica internacional hacia la búsqueda de otras respuestas inmunes que nos protejan contra el virus. En particular han puesto el foco en las denominadas como células T “asesinas”, un grupo de células inmunitarias que pueden atacar y destruir células infectadas por el virus y podrían proporcionar cierta inmunidad ante la Covid-19. Incluso si los anticuerpos se vuelven menos efectivos a la hora de combatir la enfermedad.

El desarrollo de las vacunas contra el coronavirus se ha centrado en gran medida en los anticuerpos. La razón reside en que estos se unen a las proteínas virales cruciales y bloquean la infección. Pueden resultar determinantes en términos de “inmunidad esterilizante” que no solo reduce la gravedad de una enfermedad, sino que previene la infección por completo.

Este nivel de protección se considera el “estándar de oro”, según definen los expertos. Pero, generalmente, se requiere una gran cantidad de anticuerpos. Junto con los anticuerpos el sistema inmunológico produce un batallón de células que pueden atacar a los virus. Algunas de estas son las conocidas popularmente como células T “asesinas” (T CD8+). Estas buscan y destruyen células que están infectadas con el virus. Otras denominadas como células T “colaboradoras” (T CD4+) desempeñan un importante papel en diversas funciones inmunitarias entre las que se incluyen la estimulación de la producción tanto de anticuerpos como de las células T “asesinas”.

Es necesario señalar que las células T no previenen la infección porque entran en acción únicamente después de que el virus ha penetrado en nuestro organismo. Pero son importante en el proceso de eliminación de la infección una vez que esta ya se ha iniciado. En el caso concreto de la Covid-19 las células T “asesinas” podrían marcar la diferencia entre cursar la enfermedad de forma leve y grave. “Si son capaces de matar las células infectadas por el virus antes de que se propaguen desde el tracto respiratorio superior, influirán en cómo el paciente curse la enfermedad”, declara en Nature Annika Karlsson, inmunóloga del Instituto Larolinska de Estocolmo. Añade además que podrían reducir la transmisión al restringir la carga viral presente en una persona infectada.

“Si son capaces de matar las células infectadas por el virus antes de que se propaguen desde el tracto respiratorio superior, influirán en cómo el paciente curse la enfermedad”

Las células T también podrían ser más resistentes que los anticuerpos a las amenazas que plantean las nuevas variantes del SARS-CoV-2. Diversos estudios han demostrado que las personas infectadas por el virus generan células T que se dirigen al menos a 15-20 fragmentos diferentes de proteínas del coronavirus. Pero los fragmentos de proteína que se fijan como diana pueden variar notablemente entre los distintos infectados. Hecho que complica la capacidad del virus para mutar y escapar del reconocimiento celular, a diferencia del mecanismo planteado por los anticuerpos.

Partiendo de esta base, cuando los estudios mostraron que la variante 501Y.V2 identificada originariamente en Sudáfrica (también conocida como B.1.351) es parcialmente resistente a los anticuerpos, los científicos se preguntaron si las células T podrían resultar menos vulnerables a las mutaciones identificadas. Los estudios preliminares sugieren que podría ser el caso.

Investigaciones preliminares publicadas el pasado 9 de febrero han hallado que la mayoría de las respuestas de las células T a la vacunación o a una infección natural por SARS-CoV-2 no se dirigen a regiones mutadas en dos variantes descubiertas. Los investigadores afirman que es poco probable que la gran mayoría de las respuestas de las células T se vean afectadas por las mutaciones.

Si las células T se mantienen activas contra la variante 501Y.V2 podrían ofrecer protección ante la posibilidad de cursar la Covid-19 de forma grave. Pero es difícil de averiguar con los datos actuales por lo que se requiere más investigación y una mayor secuenciación genómica de los casos que se detectan.

Tomando como punto de partida lo expuesto a lo largo de estas líneas los investigadores han analizado parte de los datos procedentes de los ensayos clínicos de algunas vacunas para determinar la efectividad de estas frente a la variante 501Y-V2. Los resultados obtenidos hasta la fecha sugieren que las vacunas desarrolladas por AstraZeneca, Johnson & Johnson y Novavax serían menos efectivas contra la variante 501Y.V2.

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