Centros educativos y Covid-19: ¿cuál es el papel que juegan en la transmisión del virus?

A pesar de que se requieren más estudios sobre la relación entre Covid-19 y los niños, la OMS y el ECDC comparten la principal evidencia científica sobre la transmisión del virus en los centros educativos.

Menos del 5% de los casos totales de Covid-19 notificados en la Unión Europea y Reino Unido han sido menores de 18 años (Foto. Freepik)
Menos del 5% de los casos totales de Covid-19 notificados en la Unión Europea y Reino Unido han sido menores de 18 años (Foto. Freepik)
Ángel Luis Jiménez
22 septiembre 2020 | 17:45 h

España se encuentra inmersa desde hace algunas semanas en la temida segunda ola del nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Aunque las autoridades no se ponen de acuerdo sobre la denominación del periodo que estamos viviendo en el que los brotes se suceden a gran velocidad y los nuevos casos se incrementan alarmantemente día a día, lo cierto es que estas cifras no se esperaban hasta la entrada del otoño.

El Gobierno central y las comunidades autónomas se encuentran trabajando en la adopción de distintas medias de prevención y seguridad y restricciones para intentar controlar una transmisión comunitaria más que evidente. Ante este escenario, marcado por el final de las vacaciones estivales, con la consiguiente vuelta al trabajo, y el inicio del curso escolar, la preocupación se ha elevado ante la posibilidad de que estos dos hechos se traduzcan en un incremento de los casos positivos de Covid-19.

A lo largo de estas líneas vamos a poner el foco en uno de ellos y el papel real que juega a la hora de producir nuevos contagios: el inicio del curso escolar. ¿Cuál es el papel de los entornos educativos en la transmisión de la Covid-19?

Para responder a esta pregunta tomamos como referencia los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la entidad, la información recabada hasta la fecha sugiere que los menores de 18 años representan alrededor del 8,5% de los casos notificados “con relativamente pocas muertes en comparación con otros grupos de edad y, generalmente, con un curso de la enfermedad leve”. Esto no significa que los niños y jóvenes no sean vulnerables (un peligroso pensamiento demasiado extendido en las primeras etapas de la pandemia). Al igual que en otros grupos de edad se han notificado numerosos casos de niños y jóvenes contagiados en estado crítico y fallecimientos, pero en menor cantidad que en los grupos de edades más avanzadas.

De acuerdo a los datos del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), menos del 5% de los casos totales de Covid-19 notificados en la Unión Europea y Reino Unido han sido menores de 18 años. “Cuando se les diagnostica la Covid-19, los niños tienen muchas menos probabilidades de ser hospitalizados o tener resultados fatales”, explican a través de uno de sus últimos informes. “Los niños tienen más probabilidades de tener una infección leve o asintomática lo que significa que puede pasar desapercibida e incluso no ser diagnosticada”.

EL PAPEL DE LOS NIÑOS EN LA TRANSMISIÓN

Desde el inicio de la pandemia los numerosos estudios realizados en todo el mundo no han sido capaces de concretar cuál es el papel de los niños a la hora de hablar de la transmisión del virus. En estos meses hemos visto cómo se ha pasado de denominarlos como “supercontagiadores” a señalar que apenas pueden transmitir la infección, pasando entre estos dos extremos por una amplia gama de grises.

“El papel de los niños en la transmisión aún no se comprende completamente. Hasta la fecha, se han reportado pocos brotes que involucren a niños o escuelas. Sin embargo, la cantidad de brotes notificados entre el personal docente o asociado sugiere que la propagación de la Covid-19 dentro de los entornos educativos podría ser limitada”, asegura la OMS apuntando en este sentido que una de las piezas clave es el hecho de que los menores, en su mayoría, cursen la enfermedad de forma leve o asintomática.

“Es importante destacar que los estudios sugieren que las tasas de infección entre los adolescentes pueden ser más altas que entre los niños más pequeños”

“Es importante destacar que los estudios sugieren que las tasas de infección entre los adolescentes pueden ser más altas que entre los niños más pequeños”, asevera la OMS. “Algunos estudios sugieren que la reapertura de las escuelas podría tener un pequeño efecto en una transmisión más amplia en la comunidad, pero esto no se comprende del todo. Se están realizando más estudios sobre el papel de los niños en la transmisión dentro y fuera de los entornos educativos”, añade la OMS.

LOS NIÑOS Y EL VIRUS

Como ya hemos visto los niños cursan, de forma generalizada, la infección de forma leve o asintomática. El ECDC explica que cuando los niños son asintomáticos, excretan el virus en cantidades similares a los adultos y pueden infectar a otros de manera similar. “Se desconoce cuán infecciosos son los niños asintomáticos”, indican.  Este hecho complica la detección de posibles brotes en los centros educativos.

“En general, la mayoría de los países informan de una seroprevalencia ligeramente menor en los niños que en el resto de grupos. Sin embargo, estas diferencias son pequeñas e inciertas. Es necesario realizar estudios más especializados centrados en los niños para comprender mejor la dinámica de las infecciones y los anticuerpos”.

“Las investigaciones de casos identificados en entornos escolares sugieren que la transmisión de niño a niño en las escuelas es poco común y no es la causa principal de infección por SARS-CoV-2 en niños”, detallan desde el ECDC.

“En general, la mayoría de los países informan de una seroprevalencia ligeramente menor en los niños que en el resto de grupos. Sin embargo, estas diferencias son pequeñas e inciertas. Es necesario realizar estudios más especializados"

SI atendemos al periodo de incubación los datos de la OMS señalan que este es el mismo que en los adultos. “El tiempo entre la exposición a la Covid-19 y el inicio de los síntomas suele ser de cinco a seis días y varía de uno a 14”.

LA REAPERTURA DE LOS CENTROS EDUCATIVOS

“Si se aplican medidas adecuadas de distanciamiento físico e higiene, es poco probable que las escuelas sean entornos de propagación más efectivos que otros entornos ocupacionales o de ocio con densidades similares de personas”, subrayan desde el ECDC. “La reapertura de las escuelas no se ha asociado con importantes aumentos en la transmisión comunitaria”.

“La evidencia científica disponible indica que es poco probable que el cierre de las instituciones educativas sea una medida de control única y eficaz para combatir la transmisión de la Covid-19 y, es poco probable, que dichos cierres proporcionen una protección adicional significativa para la salud de los niños ya que la mayoría desarrolla de una forma muy leve la enfermedad en caso de infección”, asegura el informe del ECDC.

Concluyen el documento manifestando que “las decisiones sobre las medidas de control en las escuelas y sus cierres o reaperturas deben ser coherentes con las decisiones relacionadas sobre otras medidas de salud pública adoptadas en la comunidad”.

Ante la posibilidad del cierre de un centro educativo la OMS informa que esta decisión debe guiarse por un enfoque basado en el riesgo con el objetivo de poder maximizar los beneficios educativos

Ante la posibilidad del cierre de un centro educativo la OMS informa que esta decisión debe guiarse por un enfoque basado en el riesgo con el objetivo de poder maximizar los beneficios educativos. Entre los elementos a analizar para la adopción de una medida de cierre se encuentran la situación epidemiológica de la comunidad, intensidad de transmisión en la zona, el impacto general que supondría el cierre del centro, rapidez de respuesta de las autoridades, los planes adoptados por las escuelas y las medidas de salud pública adoptadas.

CENTROS EDUCATIVOS SEGUROS

Con el objetivo de prevenir la aparición de casos en los centros educativos la OMS ha compartido una serie de acciones y requisitos que deben revisarse y ponerse en práctica tanto en las escuelas como en las comunidades en las que estas se encuentran. “Se deben considerar disposiciones especiales para el desarrollo de la primera infancia, instituciones de educación superior y especializadas”. Atendiendo a esto, la OMS recomienda que en materia de medidas comunitarias se debe contar con una capacidad de detección temprana, capacidad para la realización de pruebas, rastreo de contactos y su cuarentena, investigación de brotes y garantizar el cumplimiento sobre el distanciamiento social, higiene y uso de mascarilla.

Expresa que es necesaria la existencia de recursos, políticas e infraestructuras que protejan la salud y bienestar de todo el personal escolar, con especial atención a los grupos de riesgo. Todas las medidas deben ser adaptadas en función de las distintas edades que componen los centros educativos.

La distancia de seguridad mínima debe ser de un metro entre personas y mesas, se recomienda una frecuente higiene de manos y respiratoria con el uso de mascarilla como máxima en función de la edad de los escolares. La labor de educación en este sentido es fundamental. Las instalaciones tienen que ser correctamente desinfectadas al menos una vez cada día con especial atención a la adecuada ventilación de los espacios cerrados.

En base a todo lo expuesto y con el curso escolar ya iniciado, la OMS insiste en que se debe monitorizar continuamente la eficacia y seguridad de todas las medidas y planes aplicados a los centros educativos en la batalla contra la Covid-19. Especialmente ante la aparición de un caso positivo. Situación en la que los centros tienen que demostrar que están preparados y con una capacidad de respuesta férrea que garantice la seguridad y salud de toda la comunidad escolar y demuestre que las clases pueden continuar desarrollándose con el beneficio que ello reporta para todos los estudiantes.

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